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PodcastsCultura y sociedad300 palabras para (des) aprender a vivir.

300 palabras para (des) aprender a vivir.

Guillermo S. Giaquinta
300 palabras para (des) aprender a vivir.
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  • Romantizados.
    Casi me creo queel Papa Francisco estaba con Jesús, muerto de risa y sacándose selfies, en elCielo. Me dí cuenta de que no era verdad porque decía: creado con inteligencia artificial.Pero viste que seusa y se dice, siempre, sobre el que acaba de morirse, que está en el cielohaciendo lo que más le gusta, con la gente que quiere y que también está muerta.Y lo dicen concierta convicción.“Seguro que miabuelo estará jugando a la escoba de 15 con sus hermanos.O, mi tío ya debeestar haciendo una paella gigante para los amigos o el Diego está pateándolepenales al loco Gatti”. Lo curioso es que,ese Cielo, nunca junta a los recién muertos con las ex parejas, ni las amantes,ni con los insoportables que ya no querías ni ver, acá en la Tierra. Parece ser quetodos esos seres que te la hicieron difícil acá abajo, tienen otro Cielo que noes el tuyo. No sé cómo funcionaría eso, pero menos mal.La idea del cielosirve, obviamente, para romantizar esa cosa insoportable que es la muerte o,mejor dicho, la ausencia que deja la muerte de los demás.Tambiénromantizamos la vejez y la infancia.Ver una pareja deviejitos paseando de la mano no siempre es presenciar un ejemplo del amoreterno. También puede ser que vayan de la mano porque a uno de los dos, si losueltan se pierde.Ni hablar deltremendo momento de vulnerabilidad que es la infancia, con seres empecinados entraumatizarlos, adentro y afuera de la casa. Ya nadie se animaría a sostenerque es la mejor etapa de la vida.Romantizarablanda un poco la dura existencia, pero te hace tener una mirada falsa, muyfalsa, de la realidad. Leí, hace mucho,una tira de humor que mostraba a un tipo aburrido en su trabajo, aburrido en elcafé, aburrido en una reunión de amigos y aburrido en su casa. Al final, eltipo se suicidaba y aparecía sentado en una nube, aburrido, pero ahora, eternamente.#papafrancisco#jesus#diego#gatti#romantizar                   
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    3:16
  • Eso no va a pasar.
    A alguno le va apasar que se le “pinche” una rueda en la ruta, de noche y no tenga el “gato” yse le ocurra pedir ayuda en una fábrica, (que parece que está trabajando porquese escucha el ruido de las máquinas). Por no estar enterado y por la poquísimaluz de adentro, va a estar media hora pidiéndole un gato a un obreroindiferente y se va a ir diciéndole que se meta el gato ahí mismo, sin notarque es un robot. No es el viejo chiste. Es la realidad. Da miedito, ¿no? Sí. Se viene esa.La Dark Factory. Fábrica oscura. Lo dijo Elon Musk. Fábricas totalmenteautomatizadas donde los robots hacen todo, las 24 horas, sin intervenciónhumana. Por otro lado, eltemita de la IA y la cantidad de oficios y profesiones que se van a perder. Otrarazón para estresarse.No es una novedadpara la historia que mucha gente se caiga del progreso tecnológico. Pasósiempre. El tema es que ahora, si te preocupás por los avances que predicen,hacés bien. Porque llegan y generan cambios de un día para otro.  Veamos el lado bueno. Se termina la maldiciónbíblica de ganarse el pan con el sudor de la frente. Ya no vamos a tener que escucharesas frases bobas de toda bobedad, como: “si me ganara la lotería, seguiríatrabajando”. O “no puedo estar sin hacer nada”. Ahora, vamos adedicar todo el tiempo a no hacer nada, sí o sí.    Ahora, los quevan a laburar como robots, son los robots. (¿Sabías querobot es una palabra checa y quiere decir trabajo forzado o servidumbre?)Veamos el ladopreocupante: ya no van a necesitar esclavos.Ok. Desde 1960,hay propuestas de economistas y líderes tecnológicos para dar una RBU, RENTABASICA UNIVERSAL a todos los habitantes del mundo, que alcance para cubrir lasnecesidades básicas. Mmm… Eso no va a pasar.¿Cuánto faltarápara que millones de humanos insatisfechos se enfrenten a las máquinas y peleencontra un ejército de robots? Al final, “Terminator”era un documental, nomás.Lo loco es que lahumanidad podría ganarle ya la batalla, simplemente dejando de consumir todo loque producen esas máquinas. Autos, celulares, ropa…Eso tampoco va apasar.        
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    3:25
  • Basada en hechos reales.
    En los 80, tuveque huir, literalmente, de la sala del cine, porque sentía que me faltaba elaire, que me iba a desmayar. La sesión de tortura del Crimen de Cuenca, dePilar Miró, me superó. Si la viera de nuevo, seguro que los efectos especialesni se compararían con los del cine de hoy. Aunque, el efecto especial más crudoera que la peli se basaba en hechos reales. La sesión detortura de Perros de la calle, que no es una historia real, también es brava. Tambiénme complicó. Pero creo que eso es por el clima que crea Tarantino, con unaradio a todo volumen y el torturador, sonriendo y tirando pasitos.Igual es cine yuno, como espectador, debería poder abstraerse, pero ¿cuál sería la gracia?Comedia, te reís.Drama, llorás. De miedo, te asustás.El caso es quenuestro cuerpo no sabe si estás en el cine o si te está pasando de verdad.Hoy, en ese ratoque uno le dedica al telefonito, que no es poco, ves que todo está basado en larealidad y parece que de eso se trata el atractivo. En lostelefonitos, el mundo ya es un género en sí mismo. Una vida realbasada en hechos reales.Casi que handejado de advertirnos que las imágenes pueden herir tu sensibilidad porque, detodas maneras, las miramos. ¿Qué crueldadnueva nos puede sorprender? Desde desastresnaturales matando gente hasta gente matando gente. O la insoportableley de la selva, o accidentes por torpeza o por temeridad. Gente grabando supropia muerte. Crueldad con los animales. Uf. Demasiado. La pregunta seríasi es necesaria tanta miserable humanidad explícita.¿Cuánto nossumará tener todas esas imágenes en el cerebro? Cuando vas alcine, escuchás las risas o ves ojos rojos a la salida. Pero en la calle,y en todas partes, ves gente escroliando el celu con la misma cara de nada.Parece que todolo que hiere la sensibilidad de estos seres con empatía que somos, de tanto verlo mismo, adormece. Igual,tranquilos. Nos adaptamos a lo que venga. Por algo no nos hemos extinguido, demomento.#crimendecuenca#perrosdelacalle#pilarmiro#tarantino#basadaenhechosreales        
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    3:37
  • La Pocha.
    Hace 16 años, a alguien le pareció lógico que esa casa con 5 perros bien podía tener 6 y me dejó en la puerta una cachorrita de un par de meses. Qué conducta nefasta esa de tirar cachorritos y aliviarse la conciencia pensando que seguro que otro se va a hacer cargo. Me hice cargo. La entré con la condición de ubicarla en otra casa. De regalársela a alguien. Pero son pocos los que, como yo, levantan perros de la calle y se los dejan. Lo mío no es caridad. Es algún problemita de la infancia no resuelto, pienso. Si no, no putearía tanto por tener que darles de comer y levantar soretes, todos los días de sus vidas y de la mía. Leí, en BBC MUNDO, que eso de que las mascotas mejoran y alargan la vida no se ha podido demostrar. Y agregan, que se puede hablar de todo lo contrario. Que “una investigacióndemostró que los dueños de mascotas tienden a tener más problemas de salud mental y a sufrir mayores niveles de depresión que aquellos que no las tienen”.De mis problemas de salud mental, prefiero que opinen otrospero, si es un nivel de depresión, el bajón y la tristeza gigante que te produce la muerte de estos seres, doy fe. Con 6 perros en mi haber, dí por pagada la cuotaparte de compasión con los animales, por el resto de mi vida. Nunca más levanté a un perro de la calle y me prometí que, después de éstos, no iba a tener más perros. Son muy dependientes. Te condicionan la vida porque te aman sin condiciones. Y te miran…Hoy empiezo a cumplir mi promesa. A las 7 de la mañana enterré a la última, a la Pocha, que se había muerto a las 4, de viejita. Tranquila. En su “cucha”.Cavar este pozo para enterrarla, me costó mucho más que los anteriores. Sí. Ya sé. Han pasado 16 años para mí también.           
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    3:10
  • Ni de política ni de religión.
    Me dio alegría. No,más bien, me sorprendió, que un amiguito de la más tierna infancia, del que nosabía nada de nada de su vida, me invitara a una reunión y con un mes deanticipación. Obviamente, ya mehabía metido a un grupo de whatsapp que tenía como 30 caritas irreconocibles,si es que las conocía, y con su número de teléfono al lado.  Nos mandamos doso tres mensajes de audio extraños. ¿Cómo resumís un“contame de tu vida” en un audio razonablemente breve? Cincuenta años endos minutos, imposible. Cuando nosveamos, charlamos, le dije.Me contestó que,en su larga experiencia en organizar grupos, como profesor de gimnasia, lareunión iba a tener la férrea consigna de no hablar de política ni de religión. Lo maravilloso delos mensajes de audio es que te brindan la posibilidad de pensar antes decontestar.  Todos sabemos quela consigna esa era muy eficaz para “pasar las fiestas en paz” entre parientes.También sabemos que la eficacia duraba hasta el brindis y con eso, el abuelo,chocho. Pero la censura nunca suma. Quién no ha visto familias literalmenteenemistadas y tratándose como desconocidos.¡Y todo porque elabuelo no quería que discutan en la mesa! ¿Hay alguna otraforma de reconocernos si no es por compartir lo que creemos o lo que queremosde esta vida? Ok. Tambiénsabemos que los parientes no se eligen. Afortunadamente,los amigos sí.  ¿Quién teobligaría a perder el tiempo con alguien que no sintoniza la vida como vos?  Decir amigoEs decir juegos, escuela, calle y niñezGorriones presosDe un mismo vientoTras un olor de mujer … cantaba Serrat. A mi amiguito de la infancia le contesté, en buen tono, quehacía mucho tiempo que no escuchaba una consigna tan pelotuda como esa y que yono sería capaz de decirle a nadie de qué puede hablar y de qué no, pero queigual iba a ir. ¡Dale, nos vemos! No fui.Para decir un indiferente“cómo andás” y recibir como respuesta un impreciso “todo bien”, no hace faltareunirse. Con un encuentro en algún ascensor, basta y sobra.
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    3:26

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Acerca de 300 palabras para (des) aprender a vivir.

Nunca hicieron falta más de una o dos palabras para decir las cosas en forma sincera y, algunas pocas más, para abrir o cerrar capítulos enteros de nuestas vidas. 300 palabras parecen pocas pero son muchísimas si se ordenan, una detrás de la otra, y logran el objetivo de comunicarnos. Soy Guillermo Giaquinta. Publicista, autor de canciones (algunas conocidas), "escribidor" y perdedor en los principales certámenes de novela del mundo (pero insisto). En 300 palabras, voy a compartir con ustedes mi mirada sobre las cosas que nos interesan a los que nos interesamos por las cosas. Bienvenidos.
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