Todo es S3XO!
Vamos construyendo nuestra sexualidad a lo largo de la vida. De qué manera? Con la identidad que tenemos, con la forma en que vamos a manifestar nuestro cuerpo, la manera como vamos a buscar el placer y la gratificación. Estamos acostumbrados a entender el placer, asociándolo sólo con el toque de los genitales y con el placer sexual. Pero lo que debemos comprender, es que es sólo un aspecto, de esa gran dimensión del placer que experimentamos a lo largo de nuestra existencia. Toda nuestra estructura humana está definida por el sexo, lo que hacemos, lo que nos mueve, está trazado y marcado por la líbido, por el erotismo. Pero seguimos creyendo que placer corporal, sólo tiene que ver con genitales o con el acto sexual, cuando en realidad la estructura de pensamiento, el cuerpo, la mente, como nos vestimos, las decisiones que tomamos, las cosas que hacemos, están movidas por nuestra energía sexual, por esa líbido que nos impulsa.Y en ese proceso, hay que entender que también ese placer es aprendido y que debe entenderse cómo el placer se vive y se siente con diversos niveles de intensidad en los diferentes escenarios, momentos y aspectos de la vida. Por ejemplo, en toda la carga erótica que ponemos en un proyecto nuevo en el trabajo, toda esa emoción, todo ese tesón, todo ese placer! El placer que experimentamos en todas estas instancias, a veces puede ser tanto, que renunciamos a la sexualidad, por estar disfrutando del placer que generan esas otras situaciones o esas circunstancia. Es importante poner carga erótica en todo lo que hacemos, porque esa es la chispa de nuestra vida: en el trabajo, en la familia, en el deporte, en las actividades sociales, con amigos, en las actividades de esparcimiento; pero también debe ir direccionada al encuentro del cuerpo, al toque del cuerpo, a la gratificación sexual. Pero algunas veces, por estar poniendo carga erótica en todas las diversas actividades cotidianas, se deja de dar prioridad y se renuncia al placer corporal, lo que nos impide disfrutar plenamente de la gran dimensión de nuestro placer humano.