ASÍ SE ARREGLA COLOMBIA... Según Mauricio Cárdenas
Hay conversaciones que uno empieza sin saber muy bien a dónde van, pero que terminan revelando capas profundas de lo que somos como país. Esta fue una de esas.Invité a Mauricio Cárdenas sin conocerlo personalmente, solo guiado por algo que es raro encontrar hoy en la política: respeto. Lo respeto por su trayectoria, por su forma de pensar, por su compromiso con lo público. Y, sobre todo, porque representa una voz que propone desde la evidencia, no desde el escándalo.La conversación arranca en su infancia, en el barrio El Chicó de los años 70, cuando jugaba en el Parque de la 90 y escuchaba a su papá y a sus amigos —antioqueños en Bogotá— hablar de política, cafés, y país. Desde los 15 años ya quería dedicarse al servicio público. No porque fuera heredero de ningún poder, sino porque de verdad le fascinaba entender cómo funcionaba Colombia.Y esa fascinación lo llevó lejos. Estudió en los Andes, se doctoró en Berkeley, volvió por convicción cuando pudo haberse quedado afuera. Fue Ministro a los 31 años, dirigió Fedesarrollo, presidió las asambleas del Banco Mundial, y siempre ha tenido un pie en la academia y el otro en la gestión pública.Pero lo más interesante de esta charla no son sus cargos. Es su forma de pensar. Mauricio defiende con firmeza al sector privado, sin desconocer la deuda histórica con quienes se han sentido excluidos. Cree en el crecimiento económico, sí, pero también en que hay que multiplicar las oportunidades para que la gente “vuele por sus propios medios”. Le preocupa profundamente el rumbo actual del país, pero no se queda en la crítica. Propone, sugiere, se moja.Hablamos de educación, salud, energía, paz, clientelismo, juventud, y de su idea de gobernar con una mezcla de realismo y esperanza. Mauricio no tiene poses ni grita consignas; piensa en largo plazo, y eso, en tiempos tan ruidosos, es casi un acto de rebeldía.Este episodio es para quienes quieren entender de dónde venimos, qué se ha hecho bien (aunque nadie lo diga), y qué se podría hacer mejor sin destruir lo que ya funciona. Mauricio Cárdenas no vende humo. Y en esta conversación, deja claro por qué sigue siendo una de las voces más lúcidas de la vida pública en Colombia.