¿Valió la pena renunciar a la actuación? Con Ana Karina Soto
Este episodio es con una mujer que, para muchos, ha estado siempre ahí.En la pantalla, en las noticias, en los hogares de millones de colombianos. Pero detrás de esa presencia tan familiar, hay una historia que merece ser contada con calma, con respeto y con el corazón abierto.Ana Karina Soto no solo es belleza, inteligencia y glamour —aunque lo es, sin duda—. Es también una mujer de provincia, con raíces profundas en Ocaña, con infancia en Cúcuta, y con un vínculo devoto con su familia, su fe y su tierra. Es la traviesa de la casa, la que jugaba a ser presentadora con las muñecas, la que armaba shows en las fiestas, pero también la que le cumplió la promesa a su papá de terminar Derecho, aun cuando ya era una figura nacional.Esta conversación no es solo sobre televisión, ni sobre farándula, ni sobre el “mundo del entretenimiento”. Es sobre sueños que arrancan en pueblos donde el McDonald’s más cercano quedaba en otro país. Es sobre saber decir que no, cuando toca elegir entre fama e integridad. Es sobre sostener una carrera con disciplina, con gratitud, con ese respeto que se gana, no que se exige.Hablamos de su historia con la Virgen de Torcoroma. De los castings. Del striptease involuntario. De RCN. Del teatro. De la maternidad. De Alejandro, su pareja y socio. Y de lo que significa, en un mundo cada vez más ruidoso y efímero, construir una vida con propósito y con valores que no se negocian.Ana Karina no ha tenido una carrera improvisada. Ha sido paciente, coherente y rigurosa. Por eso emociona escucharla. Porque lo que dice no busca likes, busca conectar. Y lo logra.