Esta semana os ofrecemos un Quilo in Memoriam del Dr. Francisco Grande Covián, titulado “La alimentación en Roma”, escrito por el insigne científico en 1992, solo tres años antes de su muerte. “La alimentación en Roma – comenta Grande Covián – es de evidente importancia, no sólo para quienes nos interesamos por la historia de la alimentación humana sino porque también constituye un tema de indudable dificultad. Los datos a mi alcance son incompletos y con frecuencia contradictorios, y no es fácil interpretarlos en términos de nuestros actuales conocimientos. Se habla repetidamente de los fabulosos banquetes de las clases dirigentes de la Roma imperial, pero es más difícil saber lo que comían habitualmente las clases populares, que constituían la mayor parte de su población.” ¿Cuáles eran los principales componentes de la dieta romana? ¿Qué especias y condimentos utilizaban? ¿Qué sabemos de la dieta de la gente común y de las clases privilegiadas? A estas y otras preguntas responde Grande Covián en su conferencia.
--------
Un nuevo anticuerpo contra el cáncer
Para un científico, es siempre un gran orgullo y satisfacción, y una gran alegría, comprobar que el trabajo que ha podido hacer, en el caso de Jorge Laborda el descubrimiento del gen DLK1, puede ser utilizada más tarde por otros para desarrollar nada menos que una nueva herramienta para tratar con éxito una enfermedad de la gravedad del cáncer de hígado. Hoy Jorge cuenta la historia de este último descubrimiento y cómo está enlazado con otros realizados en las últimas tres décadas y media con el que inicialmente realizó hacia finales de los años 80 del siglo pasado. La historia es muy educativa tanto para aprender o recordar interesantes aspectos sobre el cáncer y el sistema inmunitario, como para observar cómo funciona la ciencia y comprobar que, por pequeña que sea, cualquier contribución al conocimiento humano puede resultar importante.
--------
El Experimento de magendie 175 años después (y II)
En el episodio anterior de Quilo de Ciencia in memoriam, el Dr. Francisco Grande Covián nos explicó unos experimentos pioneros realizados por el médico y fisiólogo francés Magendie. En estos experimentos, Magendie ponía en evidencia la existencia de un nutriente fundamental de naturaleza grasa que hoy conocemos como vitamina A. Además, los experimentos indicaban que este componente necesitaba también de nutrientes proteicos para resultar eficaz, ya que la alimentación de perros exclusivamente con mantequilla, un alimento con abundante vitamina A, pero muy escaso en proteínas, conducía a la aparición de los mismos síntomas que los que se observaban en el caso de alimentar a estos animales exclusivamente con azúcar, que carece de esta vitamina. En la segunda parte de su artículo dedicado a la memoria de Magendie, publicado en el libro La alimentación y la Vida, el Dr. Grande Covián nos relata los descubrimientos científicos que permitieron explicar las agudas observaciones de este médico francés.
--------
El experimento de Magendie 175 años después (1)
En el capítulo del libro del Dr. Francisco Grande Covián La Alimentación y la Vida, que abordamos hoy, el investigador nos traslada desde la actualidad hasta hace más de doscientos años para recuperar la memoria del gran fisiólogo francés François Magendie. Fue este científico quien, en sus experimentos con animales, realizó la primera observación indicativa de la existencia de la vitamina A. Sin embargo, como sucedió con Gustav von Bunge, del que hablamos en el episodio anterior, la contribución de Magendie no fue debidamente reconocida. Escuchad y disfrutad con la primera parte de la interesante historia que, con su habitual maestría, el Dr. Grande Covián nos ofrece hoy, y acabará de ofrecernos en el siguiente episodio de Quilo in Memoriam.
--------
El martillo, la patadita y el macrófago
Probablemente, alguna vez una médico o enfermero te ha golpeado suavemente en la parte inferior de la rodilla con un pequeño martillo para estimular un reflejo. Este reflejo, consistente en una contracción muscular involuntaria que desencadena una patadita, recibe el poco imaginativo nombre de reflejo de estiramiento muscular y es la respuesta muscular más rápida frente a estímulos mecánicos. El reflejo se desencadena porque, al golpear con suavidad el llamado tendón patelar —situado bajo la patela de la rodilla— este transmite la tensión al músculo cuádriceps, localizado en la parte superior del muslo. Este músculo, posee un centro sensorial capaz de detectar las contracciones o estiramientos y de desencadenar una reacción para compensarlos. Hasta hace poco se pensaba que esos cenntros sensoriales estaban formado por cuatro tipos de células y ahora un grupo de investigadores ha descubierto otro tipo: los macrófagos del sistema inmunitario.