Es preocupante para los científicos y los seres racionales, en general, el negacionismo de aspectos importantes y vitales de la realidad que la ciencia ha desvelado, como negar que las vacunas sean eficaces para salvar vidas, y en su lugar causen enfermedad y muerte, o negar el cambio climático, atribuyendo oscuros objetivos políticos y apocalípticos a quienes avisan desde hace décadas de su existencia y de sus terribles consecuencias. En mi humilde opinión, el negacionismo es favorecido por el hecho de que lo esencial es invisible a los ojos, como dijo Antoine de Saint-Exupéry en su obra El Principito. Sin duda, lo esencial en ciencia es invisible a los ojos, y solo lo hemos podido ir descubriendo al hacer uso de instrumentos de detección y medida cada vez más sofisticados y empleando nuestra razón, tanto para fabricar esos instrumentos como para interpretar los datos que nos iban desvelando.
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La resurrección de la dieta de Hay
Hoy, el Dr. Grande Covián nos introduce por la excentricidad de las dietas de moda, en particular por la llamada dieta de Hay, popularizada en España en los años 80 del siglo pasado. Comienza así su artículo: “La aparición de nuevas dietas destinadas, al parecer, a curar todos los males de la humanidad doliente se sucede con tal rapidez que es prácticamente imposible estar al tanto de todas ellas. El éxito pasajero que tales dietas alcanzan, aun las más descabelladas, muestra claramente la credulidad del género humano, su escasa capacidad crítica y su falta de información en cuanto a cuestiones relacionadas con la nutrición se refiere. Muchas de estas dietas son pronto olvidadas y no vuelve a hablarse de ellas, lo que parece indicar que los resultados obtenidos no han debido estar a la altura de las esperanzas que despertaron”. Escuchad con atención lo que el Dr. Grande Covián nos cuenta al respecto, porque estoy convencido de que sus enseñanzas os van a traer a la mente problemas sociales que siguen de plena actualidad.
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Ratas gigantes contra el crimen salvaje.
El tráfico ilegal de fauna silvestre, incluyendo cuernos, pieles y otras partes de animales, se realiza a través de puertos internacionales, donde los biomateriales, e incluso animales vivos, son ocultados y camuflados en contenedores. El intenso volumen de tráfico internacional de mercancías hace imposible que las autoridades puedan inspeccionar exhaustivamente todos los contenedores que llegan a los puertos.Una alternativa a la tecnología son los perros sabuesos entrenados para detectar olores procedentes de los materiales traficados. Sin embargo, estos son demasiado grandes como para introducirse a fondo por todos los recovecos de los contenedores. Un grupo de investigadores de Tanzania, Sudáfrica, Bélgica y Estados Unidos ha unido esfuerzos para estudiar un animal mucho más pequeño que un sabueso, pero con un olfato de sensibilidad similar, e incluso superior, que podría ser entrenado para identificar partes de animales, animales vivos, drogas o incluso armas. Ese animal es la rata gigante africana.
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Kafka y los ayunadores
Poco antes de morir, Kafka publicó un relato relacionado con la nutrición, y los extraños y tal vez absurdos personajes de los ayunadores, relato que el Dr. Grande aprovecha sesenta y cuatro años después de su publicación, es decir, en 1988, para ilustrarnos sobre los límites del ayuno. Jorge Laborda nos invita a escuchar las sabias palabras del Dr. Grande Covián, pronunciadas con su propia voz y estilo, que, como sabéis, ha podido rescatar gracias a la inteligencia artificial.
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Empatía y Predicción.
Hoy hablamos de la empatía. esa capacidad tan social y humana de sentir o, al menos, comprender lo que siente el otro, de ponerse en su lugar, y de anticipar sus deseos y sus acciones. Si la capacidad empática no hubiera aparecido, ya en las especies de animales ancestros de la nuestra, y no se hubiera potenciado más aún a lo largo de nuestra propia evolución, probablemente la especie humana no habría podido sobrevivir hasta nuestros días. Hoy, la empatía por el prójimo sigue siendo una fuerza civilizadora e integradora fundamental, que, por supuesto, radica en la estructura y función de ciertas zonas cerebrales.