Cuando el cielo choca con nuestras vidas debe de ocurrir un espectáculo de luz, a tal manera que el mundo tenga que mirar que algo ha cambiado en nuestras vidas. Somos la luz del mundo. 

En tu momentos más difíciles y más duros el cielo no está tan lejos, porque no se trata de que la tierra invada al cielo, sino que el cielo invada la tierra todos los días. Estamos aquí para restaurar el paraíso perdido.

La adoración es una decisión, tú puedes decidir si vas o no a adorar a Dios y tenerlo presente en tu vida. Dios escucha la adoración desde un corazón dispuesto a pesar de lo que le está pasando. 

Todo evento importante en la vida de una persona tienen un lugar y una persona. Dios es capaz de transformar tus memorias y los lugares para poder darte nuevas experiencias. 

La vida y Dios demandan de ti. Dios demanda de ti porque de lo contrario no verías cosas que de otra manera pudieras experimentar. Dios pide sacrificio, pero uno lo convierte en adoración.