“El policía me dijo: vas ir a conocer a quien te estaba extorsionando”
Durante más de una década, el Señor Orellana fue víctima de las extorsiones de las pandillas y testigo de un asesinato, pero el régimen de excepción lo convirtió sin pruebas en colaborador de las pandillas y lo encarceló durante 442 días en el penal de Izalco.El Señor Orellana es propietario de un pequeño negocio de reciclaje de metales en la zona norte de San Salvador y fue capturado el 4 de diciembre de 2023. Al momento de su arresto, intentó explicar a los policías que era víctima de las pandillas por partida doble: el Barrio 18 Revolucionarios le exigía la renta por vivir en una colonia, mientras que la Mara Salvatrucha-13 le cobraba una cuota mensual a su empresa, ubicada a dos kilómetros y medio de distancia, al poniente de su casa.El Señor Orellana siempre se negó a pagar esos chantajes. Él contrató un vigilante privado para su negocio, pero el 14 de julio de 2012 la pandilla asesinó con un arma blanca al vigilante privado, un jornalero de 70 años. El hecho ocurrió en la entrada principal del negocio y el Señor Orellana, que en ese momento ya era víctima de las extorsiones, también se convirtió en testigo del crimen. En esos días, otros familiares del comerciante huyeron hacia los Estados Unidos donde recibieron asilo político por las amenazas de las pandillas.El Señor Orellana dijo a las autoridades que denunció a los pandilleros ante la Fiscalía, pero los agentes que lo capturaron durante el régimen de excepción se burlaron de sus argumentos: “Vas a ir a conocer en persona a los que te estaban fregando”, le dijeron. Tras dos semanas de injusta prisión, su familia presentó un legajo de documentos que lo acreditaban como víctima y, en la primera audiencia ante el juez, el Tribunal Sexto contra el Crimen Organizado de San Salvador lo benefició con libertad condicional, el 15 de diciembre de 2023.Sin embargo, el 15 de enero de 2024 fue recapturado en el penal de Izalco por el mismo delito y por los mismos hechos, pese a que la Constitución salvadoreña prohíbe procesar a alguien dos veces por la misma causa. Durante la tercera semana de febrero de 2025, tras otros 412 días de injusta prisión por un segundo caso de agrupaciones ilícitas, el Señor Orellana recuperó su libertad. Aunque estaba alegre por reencontrarse con su madre, su esposa y sus tres hijas de entre 19 y 6 años de edad, en el fondo dice que se sentía “deshumanizado” por los 14 meses que pasó encarcelado.[34:11] [34:29]"Uno quizás como humano crea un cascarón porque yo me acuerdo de todo lo que pasó ese día. Yo estaba frío. Ellas me abrazaban, me besaban y yo queriéndoles decir que se tranquilizaran. Es más, se lo dije a mi esposa, mi mamá, mis hijas, que me abrazaban, me querían besar y yo: espérense, tranquilas. O sea, uno se deshumaniza”.El Señor Orellana dirá en esta entrevista que las pandillas eran un cáncer en la sociedad y que era necesario aplicar una medicina amarga. Sin embargo, lamentará que esa medicina amarga se le haya aplicado a él y a otros compañeros de celda que no tenían relación con esos grupos. Aquí, una víctima de las pandillas cuenta cómo el régimen de excepción lo convirtió en victimario. Esta es su historia.