¡Hay vida a 10 kilómetros bajo el mar!
Hallaron gusanos, moluscos y microbios viviendo a 9.500 metros, sin luz ni oxígeno. ¡Viven de gases que brotan del suelo! Por Félix Riaño @LocutorCo Una misión con el sumergible Fendouzhe encontró comunidades enteras de animales como gusanos tubícolas, moluscos y crustáceos a casi 10 kilómetros bajo el mar. A más de 9.500 metros bajo el océano Pacífico, en la oscuridad absoluta y bajo una presión aplastante, científicos hallaron campos de vida inesperada: gusanos rojos, almejas y microbios que viven sin luz ni plantas, alimentándose de gases como metano e hidrógeno sulfuroso que brotan del fondo marino. Este hallazgo, publicado en la revista Nature, cambia por completo lo que sabíamos sobre la vida en los lugares más extremos del planeta. En vez de encontrar solo microbios aislados, descubrieron verdaderas comunidades extensas en las fosas de Kuriles-Kamchatka y las Aleutianas, al noroeste del Pacífico. La expedición, liderada por científicos de China y Rusia, recorrió 2.500 kilómetros con un sumergible tripulado llamado Fendouzhe. ¿Cómo sobreviven estos animales sin oxígeno ni luz solar? No viven de luz ni de plantas, viven de gases venenosos. En el fondo de las fosas oceánicas más profundas del planeta, la vida no se parece a nada que hayamos visto antes. El sumergible Fendouzhe descendió hasta 9.533 metros, lo que equivale a bajar más de 31.000 pies en vertical. A esa profundidad, la presión es más de mil veces mayor que la que sentimos en la superficie. Allí no llega la luz del sol y la temperatura es cercana a los 2 grados Celsius. Los científicos sabían que existían microbios que vivían en esas condiciones, pero lo que no se esperaban era encontrar gusanos tubícolas, mejillones, almejas, camarones espinosos y hasta caracoles brillantes, todos agrupados como si fueran jardines submarinos.Durante años se pensó que la vida animal a esas profundidades solo podía ser esporádica, aislada, casi accidental. Pero las imágenes captadas por las cámaras del sumergible mostraron campos enteros de gusanos con cuerpos rojizos, alzándose 30 centímetros sobre el lecho marino, como plantas que brotan de la tierra. Entre ellos se movían animales blancos, espinosos, que parecían peinarse unos a otros con sus patas largas. Estos bichos no cazan, no hacen fotosíntesis, y viven donde no hay plantas ni algas. Entonces, ¿cómo sobreviven? En el fondo de estas fosas no hay oxígeno disponible como en la superficie. No hay rayos de sol que permitan que las plantas conviertan luz en alimento. No hay peces que bajen a tanta profundidad, y tampoco llegan con frecuencia restos de animales muertos desde arriba. Por eso, lo normal habría sido encontrar solo bacterias adaptadas a la oscuridad, no comunidades enteras de animales.La gran sorpresa fue ver que estos animales viven gracias a un tipo de energía completamente distinto: la energía química. En lugar de alimentarse de plantas o de otros animales, obtienen su energía de microbios que viven junto a ellos, los cuales convierten gases tóxicos como metano e hidrógeno sulfuroso en compuestos nutritivos. Es como una cocina química subterránea, donde los ingredientes salen del interior del planeta. Y lo más sorprendente es que esta cocina lleva encendida miles o millones de años, sin que nadie lo supiera.Los científicos tomaron muestras para analizarlas en laboratorios, y se dieron cuenta de que los isótopos del metano presente en el área indican que este gas se produce por descomposición de materia orgánica enterrada en el fondo marino. Luego, el metano sube por grietas del lecho oceánico y se convierte en alimento para microbios. Estos microbios, a su vez, alimentan a los gusanos y moluscos, o viven dentro de ellos en una especie de sociedad simbiótica. Este descubrimiento, liderado por los investigadores Mengran Du y Vladimir Mordukhovich, no solo demuestra que hay vida a profundidades extremas, sino que sugiere que estas comunidades podrían ser comunes en otras fosas oceánicas del planeta. La misión cubrió 2.500 kilómetros a lo largo de las fosas de Kuriles-Kamchatka y Aleutianas, y en casi todos los puntos donde el sumergible descendió se encontraron indicios de vida similar. Es decir, no estamos hablando de una rareza aislada, sino de ecosistemas enteros que habíamos pasado por alto.Los científicos comparan esta vida con los ecosistemas que existen en los respiraderos hidrotermales, pero en este caso, sin agua caliente ni volcanes submarinos. Aquí, la energía viene del metano producido por microbios enterrados en sedimentos fríos. Eso podría hacer que este tipo de vida sea aún más común de lo que pensábamos. Además, como la química es parecida a la que podría existir en lunas de otros planetas —como Encélado o Europa, de Júpiter—, este hallazgo también entusiasma a los astrobiólogos que buscan vida más allá de la Tierra.Para los científicos que descendieron en el Fendouzhe, fue una experiencia asombrosa. Mengran Du, de la Academia China de Ciencias, contó que al mirar por la ventanilla del sumergible vio criaturas que jamás había imaginado: gusanos rojos gigantes, caracoles relucientes y almejas rosadas, todos moviéndose en silencio entre el lodo. Para ella, fue como ver otro planeta, sin salir de la Tierra. Las comunidades descubiertas viven en zonas llamadas trincheras hadales, que son los puntos más profundos del océano. Estas trincheras se forman cuando una placa tectónica se hunde debajo de otra, creando una fosa estrecha y muy honda. Hasta ahora, eran lugares casi imposibles de explorar por lo difícil que es llegar tan abajo con equipos tripulados.El sumergible Fendouzhe, utilizado en esta expedición, es uno de los pocos vehículos humanos capaces de soportar más de 10.000 metros de profundidad durante varias horas. Gracias a sus cámaras y brazos robóticos, pudo tomar muestras de sedimentos y grabar en alta resolución a los animales en su hábitat natural.Las especies vistas incluyen gusanos siboglinos (que no tienen boca ni estómago), moluscos bivalvos, poliquetos espinosos y crustáceos blancos que se deslizan entre los tubos. La energía que los alimenta proviene de procesos de quimiosíntesis: una forma de obtener energía a partir de reacciones químicas, sin necesidad de luz. Este tipo de vida se había documentado en respiraderos hidrotermales a menos profundidad, pero nunca a tanta distancia ni a tanta profundidad como ahora.Esta red de vida subterránea podría tener implicaciones en el estudio del ciclo del carbono, ya que transforma el metano, un potente gas de efecto invernadero, en compuestos orgánicos. En otras palabras, el fondo del mar podría estar ayudando a regular el clima del planeta sin que lo supiéramos. Encontraron animales viviendo a casi 10 kilómetros de profundidad, sin luz ni plantas, alimentados por gases del fondo marino. La vida se abre camino en los rincones más inesperados. ¿Te imaginas qué más nos falta por descubrir?Sígueme para más hallazgos como este en Flash Diario en Spotify. 🔗 BibliografíaABC NewsNatureBBC NewsThe Washington PostConviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/flash-diario-de-el-siglo-21-es-hoy--5835407/support.