Episode 478: 11 de Mayo de 2025 - Notas de Elena - Material complementario de ES para adultos
NOTAS DE ELENAMaterial complementario de la escuela Sabática para adultosNarrado por: Patty CuyanDesde: California, USAUna cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist ChurchDOMINGO, 11 DE MAYO"AQUÍ ESTOY, ENVÍAME A MÍ"Mientras Isaías contemplaba esta revelación de la gloria y majestad de su Señor, se quedó abrumado por un sentido de la pureza y la santidad de Dios. ¡Cuán agudo contraste notaba entre la incomparable perfección de su Creador y la conducta pecaminosa de aquellos que, juntamente con él mismo, se habían contado durante mucho tiempo entre el pueblo escogido de Israel y Judá! "¡Ay de mí! —exclamó—; que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos". Isaías 6:5. Estando, por así decirlo, en plena luz de la divina presencia en el santuario interior, comprendió que si se le abandonaba a su propia imperfección y deficiencia, se vería por completo incapaz de cumplir la misión a la cual había sido llamado. Pero un serafín fue enviado para aliviarle de su angustia, y hacerle idóneo para su gran misión. Un carbón vivo del altar tocó sus labios y oyó las palabras: "He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado". Entonces oyó que la voz de Dios decía: "¿A quién enviaré, y quién nos irá?" E Isaías respondió: "Heme aquí, envíame a mí". Vers. 7, 8 (Profetas y reyes, pp. 228, 229). Dios tiene obreros en toda época. Satisface la demanda de la hora con la llegada del hombre apropiado. Cuando la voz divina clame: "¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?" llegará la respuesta: "Heme aquí, envíame a mí". Isaías 6:8... El Señor imparte idoneidad para la obra a todo hombre y mujer que quiera cooperar con el poder divino. Obtendrán todo el talento, el valor, la perseverancia, la fe y el tacto que requieren, cuando se pongan la armadura. Hay una gran obra que hacer en nuestro mundo, y los agentes humanos responderán ciertamente a la demanda. El mundo debe oír la amonestación. Cuando llegue la invitación: "¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?", contestad en forma clara y definida: "Heme aquí, envíame a mí" (Testimonios para la iglesia, t. 6, pp. 334, 335). Isaías recibió una maravillosa visión de la gloria de Dios. Vio la manifestación del poder de Dios, y después de haber contemplado su majestad recibió el mensaje de ir y realizar cierta obra; pero se sintió completamente indigno para ella... Cuando contempló la inexpresable majestad de Dios, dijo: "¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado". Como seres humanos, esta es la obra que necesitamos que se haga por nosotros. Necesitamos que el carbón encendido tomado del altar sea colocado sobre nuestros labios. Necesitamos escuchar las palabras: "Es quitada tu culpa, y limpio tu pecado" (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 4, p. 1161).