El uno de marzo de 1997, la pareja de amigos formada por Antonio Navarro y Fernando Domínguez salieron de Zaragoza en coche para llegar a Soria donde pretendían atracar un centro comercial. Ambos iban armados, uno con un revólver y el otro con una pistola. Una vez en la capital soriana secuestraron a un taxista.Querían llegar al supermercado en un coche que no fuera el suyo. Ese fue el primero error, la primera torpeza que conduciría a una cadena de desgracias. Los atracadores aficionados le dijeron al chófer que eran terroristas de ETA. Cuando el conductor fue liberado y pudo contactar con la Guardia Civil, se desplegó un gigantesco operativo.Sin cumplir el objetivo de atracar el centro comercial y habiendo dejado abandonado en un paraje solitario al taxista secuestrado, iniciaron una huida a pie. Se toparon entonces con una pareja de guardias civiles. Domínguez, que acabaría siendo bautizado por los medios de comunicación como el Rambo de Soria, tiroteó a los agentes dando muerte a uno e hiriendo al segundo. En la refriega, su compinche, Navarro, también resultó herido, solo que poco después acabó también muerto. Entonces, Domínguez huyó al monte dejando tras de sí un rastro de muerte. Se inició la caza del hombre.
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24:58
Un cadáver flota en el pantano de Cubillas - Episodio 96
Los vigilantes del pantano de Cubillas descubrieron la mañana del 2 de marzo de 2006 el cadáver de una joven flotando en aquellas aguas. Muy pronto se supo que la víctima era Beatriz Collado Ramírez, de 27 años, cuya familia había denunciado la noche anterior su desaparición en extrañas circunstancias.El rastreo de su teléfono móvil, que había desaparecido tras su asesinato, permitió localizar a la persona que lo portaba. Era la pareja de un carpintero con una larga lista de antecedentes penales. Cuando la policía preguntó a esta mujer de dónde había sacado el terminal, dijo que había sido un regalo de su compañero sentimental, José Molero. Los ojos de los investigadores se posaron entonces en él, que dio unas explicaciones muy poco convincentes a la policía.
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El crimen de los novilleros (y III): culpable sin nombre - Episodio 95
El sumario por la muerte de tres novilleros acribillados a tiros en una finca de reses bravas de Cieza una noche de 1990 deparó diversas sorpresas inquietantes Hubo un segundo tirador en el cruce de caminos donde los aspirantes a toreros fueron abatidos, pero ninguno de los dos principales acusados, y luego condenados, quiso dar el nombre de ese escopetero. Han guardado para siempre ese secreto cómplice.Las sospechas se centraron en el pastor José Yepes Saorín, padre de uno de los inculpados y hombre de confianza del otro, el dueño de la finca ganadera donde se produjo la matanza. Algunos creen que no delataron al segundo tirador por miedo.Además del dolor por saber que un asesino había salido impune, las familias de las víctimas se vieron obligadas a soportar un retraso judicial que les llevó a percibir las correspondientes indemnizaciones pasados 27 años de la emboscada mortal en Charco Lentisco.
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El crimen de los tres novilleros (II): emboscada en Charco Lentisco - Episodio 94
Tres novilleros de Albacete aparecen muertos en una finca de reses bravas a donde han accedido en plena noche para torear clandestinamente bajo la luna alguno de los toros de lidia que pacen en el campo.Los chicos están cosidos a balazos. Dos hermanos empleados de la finca ganadera y el propietario de la hacienda son detenidos como presuntos implicados.Los chicos fueron acorralados en un cruce de caminos dentro de la finca conocida como Charco Lentisco. El mayor de los peones, José Manuel Yepes, les disparó por la espalda mientras los aspirantes a torero corrían para salvarse, pero un misterioso segundo tirador les cortó el paso y abrió fuego contra ellos.Ese segundo tirador no ha sido jamás identificado.
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El crimen de los tres novilleros (I): luna funesta - Episodio 93
Tres jóvenes novilleros de Albacete no han regresado a sus casas después de haber salido la noche del 30 de noviembre de 1990 a celebrar el santo de uno de ellos. Las familias están inquietas y sus peores presagios se confirman cuando reciben la noticia de que los chicos han muerto.Las víctimas son Juan Lorenzo Franco Collado, de 24 años, conocido como El Loren; Andrés Panduro Jiménez, de 22; y Juan Carlos Rumbo Fernández, de 19. Los tres, vinculados a la Escuela Taurina de Albacete.Inicialmente, se les dice a los parientes que han tenido un accidente de coche, pero poco después confirman con horror que en realidad han sido asesinados. Sus cuerpos han aparecido en una finca de reses bravas a la que habían accedido sin permiso. Alguien los había cosido a balazos mientras estaban haciendo lunas, es decir, toreando en mitad de la noche sin permiso y a campo abierto reses bravas bajo la luz del plenilunio.
En la crónica negra desembocan todos los ríos de la pasión: el deseo, la avaricia, los celos, la ira, el odio, el amor, la codicia, la ambición... No hay historias solo de buenos y malos. Hay relatos llenos de matices, de medias verdades, de fortalezas y de debilidades, de inocencia y de crueldad. Los hemos reunido en un dossier. Negro, naturalmente.