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Un Mensaje a la Conciencia

Un Mensaje a la Conciencia
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  • Las relaciones sentimentales por Internet
    En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue: «Hace nueve meses conocí [a una mujer] por las redes sociales.... Tuvimos sexo virtual. Ella habló con su [líder espiritual], y me bloqueó. Estoy destrozado por el daño que les causé a ella y a sus padres. »Quiero ir a su país y pedir perdón. Ya le pedí perdón a Dios.... Sé lo grave de mi error, y lloro mucho por el mal que hice. Yo la amo, y estoy dispuesto a casarme con ella. ¿Debo ir a buscarla?» Este es el consejo que le dio mi esposa: «Estimado amigo: »[Si bien] las relaciones sentimentales por Internet a veces se convierten en noviazgos... la Internet puede también ser un lugar muy peligroso. Los depredadores hacen búsquedas a fin de encontrar personas ingenuas y tratar de cometer delitos económicos, reclutar para fines terroristas, y traficar a personas.... »Nos preocupa mucho que usted esté dispuesto a casarse con una mujer a quien nunca ha conocido. Está convencido de que ella es genuina y de que usted le ha hecho daño, y tal vez tenga razón. Pero ¿qué tal si ella ha hecho lo mismo con otros hombres? ... ¿Qué tal si ya está casada y tuvo que bloquearlo a usted debido a que el esposo se enteró de usted? ... »Vamos a suponer, sin embargo, que usted tiene razón, que ella es quien dice ser, y que lo bloqueó para evitar el volver a tener sexo virtual. ¿Qué debe hacer usted? »Nos alegra que usted ya le haya pedido perdón a Dios. Eso es lo primero que le aconsejaríamos que hiciera. ¿Le pidió también a Dios que le indicara cómo evitar el volver a hacerlo? Es que el perdón sólo se recibe cuando estamos de veras arrepentidos de nuestros pecados. El arrepentirse significa detenerse, darse vuelta y tomar el rumbo contrario. »Cuando esa mujer lo bloqueó, hizo que fuera fácil ponerle fin a la relación que habían cultivado. Pero en vez de darse vuelta y tomar el rumbo contrario, usted ahora quiere buscarla. Se ha convencido de que pedirle perdón en persona sanaría de alguna manera el daño causado. »Usted nos pide un consejo, pero no le va a gustar: Deje de soñar acerca de un futuro con esa mujer... y no vuelva jamás a tratar de comunicarse con ella. »Para su propia seguridad, le recomendamos que no vuelva a considerar una relación sentimental con ninguna mujer que viva lejos de usted. Está bien que usted y una mujer se conozcan por Internet, pero no es sino hasta que se vean y se comuniquen en persona que van a poder de veras conocerse. También le recomendamos que se reúna con futuras amistades en grupos y en lugares públicos. Nunca vaya solo ni a algún lugar apartado para encontrarse con una persona a quien aún no conozca.» Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 727. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net
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  • «La cáscara guarda el palo»
    (Víspera del Día Internacional de la Bañera) ¿Acaso el darse un baño puede causar la muerte de una persona? Ese bien pudo haber sido el diagnóstico forense en el caso del ermitaño iraní Amou Haji, considerado el hombre más sucio del mundo. Ya había cumplido los noventa y cuatro años cuando murió, pero sucedió casualmente poco tiempo después de bañarse tras haber pasado más de sesenta de esos años sin tomar una ducha o asearse. A lo largo de su vida, Haji había evitado bañarse por temor a enfermarse. No es de extrañar, entonces, que no tuviera esposa ni parientes cercanos. En un documental de 2013 titulado «La extraña vida de Amou Haji», se dio a conocer en el mundo entero, con la piel cubierta de mugre y el cabello enmarañado. Reveló que había experimentado «contratiempos emocionales en su juventud» que lo llevaron a aislarse y a detestar la idea misma de bañarse o de sentir el agua sobre la piel. Y por si eso fuera poco, en vez de ingerir comida y bebidas frescas, ¡su alimento favorito era el puercoespín podrido; tomaba cinco litros de agua al día, que recogía de charcos cercanos, en una lata de aceite oxidada; comía animales muertos que conseguía atropellados; y fumaba excrementos de animales en una pipa vieja! Uno de los médicos que examinaron a Haji antes de su muerte concluyó que pudo mantenerse saludable debido a haber desarrollado un fuerte sistema inmunológico después de décadas de vivir en semejantes condiciones.1 Fue así como aquel ermitaño iraní vivió en carne propia la frase proverbial: «La cáscara guarda el palo», que quiere decir que es la corteza (la cáscara) la que protege (o, guarda) al árbol (o, palo) de cualquier agresión externa. La sabiduría popular coincidió nuevamente con la experiencia científica, ya que una amplia gama de inmunólogos y médicos consienten en que el exceso de limpieza hace que el sistema inmune del cuerpo humano pierda funcionalidad o se debilite hasta hacerlo más vulnerable. La idea es que si nos aseamos con demasiada frecuencia, perderemos parte de la barrera protectora de la piel, quedando así expuestos a los ataques de bacterias, virus u otros patógenos «desconocidos» por nuestro sistema inmunitario.2 ¿Será que nos conviene, entonces, huir del agua «como gato escaldado»? ¡Claro que no! Debemos más bien, sin exceso, aprovecharla al máximo. Y así como necesitamos el aseo bien medido para nuestro cuerpo, también necesitamos el aseo para nuestro espíritu. Pues todos nosotros somos como un trapo sucio, tal como nos describe el profeta Isaías, y nuestros pecados nos arrastran como el viento.3 No dejemos que ninguna idea descabellada nos lleve a esperar un día más para tomarnos ese baño espiritual que tanta falta nos hace. Aprovechemos más bien, ahora mismo, la limpieza espiritual que procede de reconocer ante Dios que hemos pecado, tal como nos explica el apóstol Juan, seguros de que Dios, que es fiel y justo, perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad.4 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 «Su comida favorita era el puercoespín podrido: muere “el hombre más sucio del mundo” a los 94 años, poco tiempo después de bañarse tras pasar más de medio siglo sin asearse», Diario El Universo, 26 octubre 2022 <https://www.eluniverso.com/noticias/internacional/ muere-el-hombre-mas-sucio-del-mundo-al-banarse-luego-de-60-anos-sin-asearse-nota> En línea 22 noviembre 2022; Juan Espinoza, «Muere el hombre más sucio del mundo: ¿Cómo murió Amou Haji?», Ahora Mismo, 25 octubre 2022 <https://ahoramismo.com/noticias/amou-haji-murio> En línea 22 noviembre 2024. 2 Luis Rivero, «La cáscara guarda el palo», Periódico El Día: La opinión de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 18 julio 2020 <https://www.eldia.es/cultura/2020/07/18/cascara-guarda-palo-22375209.html> En línea 22 noviembre 2024. 3 Is 64:6 4 1Jn 1:9
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  • «Cómo están las cosas»
    «¡Con cuánta pena me negué a la pretensión de mi hija Nené de que le comprara aquella lujosa muñeca que caminaba, abría y cerraba los ojos y decía “papá” y “mamá”!... Era una belleza. Lo único que la afeaba era esa horrible etiqueta que... decía... $32.50. »La compra estaba... fuera de nuestro alcance.... En aquella trágica época... vi... entrar a dos hombres en una guarapera y pedir un guarapo de a [centavo] y dos vasos.... »Había que apelar a la convicción. Al hacerlo cometí el mayor de los errores... de razonarle a mi hija de esta forma: —Hija mía, ya tú eres mayor, casi una mujercita, y puedes darte cuenta de la situación. Las cosas no están para comprar una muñeca tan cara. Tú sabes que la Escuela Normal está cerrada y no me pagan el sueldo. Ahora tampoco gano nada en el Sanatorio. Nos cuesta mucho trabajo obtener lo necesario para vivir. Más adelante, cuando las cosas mejoren, yo te prometo comprarte una así. »Mi razonamiento produjo una reacción inesperada. No hubo resistencia, ni insistió más en su petición, pero grandes sollozos interrumpían su respiración y sus lindos ojos negros eran un inagotable manantial de lágrimas. —Pero hija mía —le dije—, sé razonable. Date cuenta de que no es posible complacerte en tu deseo. ¿Qué más quisiera yo que darte gusto? »Y mi pequeña hija, entre sollozo y sollozo, me hizo sentir apesadumbrado y culpable, al contestarme: —Pero papá, si yo no lloro por la muñeca, sino por cómo están las cosas.»1 Así concluye la anécdota del eminente escritor y médico cubano Mario Dihigo, que fue profesor y director de la Escuela Normal para Maestros de Matanzas y miembro de la Federación Médica de Cuba durante el régimen de Machado, y ejerció su profesión en una de las plazas del Sanatorio de la Colonia Española. Casi todos nosotros podemos identificarnos con esa patética escena que describe en su obra titulada Cosas de muchachos. Todos, incluso nuestro Padre celestial y su Hijo Jesucristo. Aunque muchos lo desconozcan, el Hijo de Dios, durante la semana de su Pasión, lloró por Jerusalén, no porque no pudiera pagar el precio de su rescate, sino por cómo estaban las cosas. «¡Cómo quisiera que hoy supieras lo que te puede traer paz!», le dijo desconsoladamente Cristo a aquella ciudad escogida, y le advirtió que iba a ser arrasada por no reconocer el tiempo que Dios había dispuesto para salvarla.2 Así mismo llora por nosotros actualmente, por todos los que no hemos permitido que Él nos abrace y nos muestre su gran amor. Aceptemos hoy mismo el precio que pagó para salvarnos. Sólo así disfrutaremos de la paz interior que Él vino a traernos.3 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Mario E. Dihigo y Rosa Dihigo Beguiristain, Cosas de muchachos (Miami: Ediciones Universal, 1998), pp. 51‑54. 2 Lc 19:41‑44 3 Jn 14:27
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  • «Mi papá se avergonzaba de mí»
    «Me llamo Úrsula Hilaria Celia Caridad Cruz Alfonso. Soy hija de Catalina Alfonso, a quien todos le decían “Ollita”, y de Simón Cruz. Nací en La Habana, Cuba, en la sección más pobre de un barrio de clase media y trabajadora donde vivían personas de todas las razas y colores.» Así comienza Celia Cruz su autobiografía titulada: Celia: Mi vida, publicada cerca del final de su vida. Remontándose a los inicios de su carrera artística, la famosa diva guarachera rememora: «Antes de [que cantara con] la legendaria Sonora Matancera, [me di a conocer en todos lados], pero a la única persona que tuve que convencer de eso fue a mi papá. Para mí fue algo importante nunca ocultarle mi carrera. Además, yo lo que quería era que estuviera orgulloso de mí. No era nada raro que las muchachas se escondieran de los padres si querían ser artistas, ya que en esa época no estaba bien visto ser mujer en el mundo del espectáculo. La gente solía decir: “¡Ay, qué vergüenza! Tenemos una artista en la familia.” »... [Yo] nunca estuve de acuerdo con... que todas las mujeres artistas fueran indecentes. Eso nunca fue cierto, ni siquiera en los tiempos de mi papá. La que tenía talento y vergüenza se podía valer de eso.... Desgraciadamente, hay muchas muchachas débiles que hacen un millón de cosas intentando realizar sus sueños. Me da mucha lástima ver eso, porque la verdad es que no hay sino que respetarse a uno mismo para que los demás te respeten. »Gracias a Dios, me di cuenta de muy pequeña que vale más la amabilidad que la belleza, y vale más la dedicación que una conexión. Con esa filosofía seguí mi trayectoria como me la entregaba el destino, y mi familia —con la excepción de Simón— siempre me lo aplaudió. Mi papá se avergonzaba de mí, y ni siquiera le decía a nadie que yo existía; pero gracias a Dios un día todo eso cambió. »Simón estaba trabajando, y uno de sus compañeros de trabajo le enseñó un periódico y le [dijo]: “¡Mira, Simón! Esta muchachita tiene el mismo apellido que tú. ¿Ella es algo tuyo?” Y mi papá le contestó reciamente: “Pues sí, es mi hija. ¿Y qué?” Cuando Simón vio que el periódico hablaba de mí, de mi talento y nada más, entendió que nunca fui lo que se había imaginado. Se dio cuenta de que yo seguía siendo la niña educada que él y Ollita [mi mamá] habían criado. Esa noche, cuando regresó a casa, hablamos a solas. Me explicó por qué había estado tan opuesto a mi carrera de artista, y por primera vez pude comprender su punto de vista. También me dijo que confiaba en mí, y que de ese día en adelante más nunca me negaría.... Hoy día, todavía se me llenan los ojos de lágrimas cuando pienso en esa conversación.»1 Así como Simón Cruz negó por un tiempo a su amada hija Celia delante de los demás, también Simón Pedro negó a su amado Señor Jesucristo. De modo que Cristo bien pudo haber negado a Pedro delante su Padre celestial. Pero Cristo ya había rogado más bien por Pedro, así como ruega hoy por nosotros, para que no le fallara la fe, de modo que, después de arrepentirse, Pedro pudiera más bien fortalecer la fe de sus hermanos.2 Más vale que cada uno de nosotros determine que esa intercesión divina no ha de ser en vano. Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Celia Cruz con Ana Cristina Reymundo, Celia: Mi vida (New York: HarperCollins, 2004), pp. 11,46-48. 2 Mt 10:33; 26:69-75; Lc 22:31-34; Ro 8:34; Heb 7:25; 1P 1:5-9,20-21; 5:8-9; 2P 2:1; 1Jn 2:1
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  • «Hijo: Sé justo»
    «Triste es decirlo, pero hay que convenir en que la vida matrimonial de [José] Martí no fue feliz —escribe Blanche Zacharie de Baralt en su obra titulada El Martí que yo conocí—. Carmen, su esposa, tenía opiniones políticas diametralmente opuestas a las suyas y le reprochaba sus ideas revolucionarias. Criada en un medio de holgura, si no de opulencia, por un padre, aunque cubano, partidario del Gobierno de España, se oponía a que Martí se entregara por completo a la independencia de Cuba. Le repugnaba vivir en el exilio y la pobreza: lo atormentaba quejándose porque [él] dedicaba sus mejores energías al servicio de su país, en lugar de trabajar por el bienestar económico de su familia. »Varias veces [Carmen] lo dejó en Nueva York, volviendo a casa de su padre en Camagüey, donde la vida era más cómoda, pero llevando consigo al hijo, que equivalía a sacarle a Martí la sangre de su corazón. El padre desolado escribía versos al chicuelo, en parte para consolarse de su ausencia», comenta Zacharie de Baralt.1 Pero fue durante la ausencia de Martí mismo en 1881, establecido temporalmente en Caracas, la cuna de Bolívar, distante allí del hijo, que se inspiró para escribir un pequeño libro de poemas titulado Ismaelillo y hacerle la siguiente dedicatoria: «Hijo: Espantado de todo, me refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti.» Los siguientes versos del poema de Ismaelillo titulado «Musa traviesa» destilan con elocuencia y ternura la esencia del amor paterno: ¡Pudiera yo, hijo mío, quebrando el arte universal, muriendo mis años dándote, envejecerte súbito, la vida ahorrarte! ¡Mas no: que no verías en horas graves entrar el sol al alma y a los cristales!2 Ese hijo, José Francisco Martí Zayas Bazán, también conocido por los cubanos como El Ismaelillo, Pepito o Pepe, llegó a ser un político y militar merecedor del grado de teniente por su arrojo y valentía en la toma de Victoria de las Tunas; más adelante ascendido a capitán; años después ascendido primero a Comandante, luego a Coronel, posteriormente a Jefe de Estado Mayor, finalmente a General y póstumamente a Mayor General, habiendo desempeñado el cargo de Secretario de Guerra y Marina. Fue así como el hijo de Martí se esforzó al máximo por honrar la memoria de su padre, quien el primero de abril de 1895, en la última carta que le escribió, le encargó: «Hijo: / Esta noche salgo para Cuba. Salgo sin ti, cuando debieras estar a mi lado. Al salir, pienso en ti. Si desaparezco en el camino, recibirás con esta carta la leontina que usó en vida tu padre. Adiós. Sé justo. / Tu / José Martí.» En lo que atañe a nosotros, más vale que reconozcamos que Dios espera de nuestra parte algo muy parecido como hijos suyos: que seamos justos, compasivos y humildes al andar por el camino que nos ha trazado.3 Carlos ReyUn Mensaje a la Concienciawww.conciencia.net 1 Blanche Zacharie de Baralt, El Martí que yo conocí, Centro de Estudios Martianos, 1980, pp. 43-44 <https://www.patrialibros.org/book/2229> En línea 25 noviembre 2024. 2 José Martí, «Musa traviesa», Ismaelillo (La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 2018), pp. 6,10,20 <https://www.mined.gob.cu/wp-content/uploads/2019/04/Ismaelillo.pdf> En línea 25 noviembre 2024. 3 Mi 6:8
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Acerca de Un Mensaje a la Conciencia

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