Alejarse de Dios, es el peor castigo que nos podemos auto infligir ya que supone una decisión pensada y ejecutada a voluntad propia. Esto viene acompañado de sufrimiento, desesperación y un vacío tan evidente en nuestro diario vivir con tantas y tantas personas que conocemos, incluso si recordamos tiempos donde lo hayamos experimentado en nuestra propia vida. Regresar a Dios es reconfortante y consolador, toma un respiro en estos días santos para acercarte más a la oración y la reflexión en la Pasión de nuestro Señor, y que esto sean el combustible que mantenga ardiendo tu corazón por estar cerca de Dios.
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20:07
El pecado te condena
Son 3 las condiciones necesarias para que un acto sea considerado pecado. Hay un pecado que es el más grande de todos, lo veremos durante esta reflexión, y si esta información te lleva a la conclusión que estás viviendo en pecado, es momento de ser salvado y comenzar una vida nueva y maravillosa para ti y los que te rodean, que seguramente, también disfrutarán de esta nueva vida tuya.
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30:22
Un camino que nos lleve al amor
Si el destino es el amor, todo lo que podamos atravesar en el camino merecerá la pena, incluyendo pruebas, lágrimas, caídas, abandono, y podemos estar seguros que también habrá mucha alegría, paz, consuelo, fortaleza. Es un camino de subidas y bajadas y con la emoción de llegar pronto al final, donde encontraremos todo lo que nuestro corazón ha anhelado, a Dios.
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31:14
El costo de compararse
En lo que corresponde a nuestra vida espiritual, ¿será bueno compararnos con el proceso de otras personas? El resultado puede ser tanto bueno, como malo; entonces, ¿será prudente compararnos? En nuestra reflexión de hoy pondremos un punto especial en la ecuación que nos dará una perspectiva nueva a la cuestión. Acompáñame a escuchar una propuesta interesante que tengo para ti.
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24:37
¿Vives para Dios o para el mundo?
“Quien se conquista a sí mismo, es el mayor de los conquistadores”. En la batalla de todos los días de confrontar nuestras decisiones personales contra la voluntad de Dios, siempre es bueno preguntarse: ¿Confío realmente mi felicidad a Dios? ¿Su voluntad siempre es mejor que la mía? ¿Cómo puedo depositar mi fe y mi razón en esa esperanza? ¿Creo que soy feliz porque el mundo dicta lo que es ser feliz o no serlo? Hoy centraremos nuestra reflexión en la esperanza de que lo que viene de Dios siempre será lo mejor que nos puede pasar, pero, ¿cómo saberlo? Acompáñame y comparte este mensaje de esperanza cierta.