

Un tiempo para olvidar
25/12/2025 | 5 min
«Entonces se le acercó Pedro y le dijo: «Señor, si mi hermano peca contra mí, ¿cuántas veces debo perdonarlo? ¿Hasta siete veces?» Jesús le dijo: «No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete» (Mateo 18:21-22) ¿Recuerdas cuando…? Esa es una pregunta que oímos a menudo durante esta época del año. Ya sea en familia o con amigos, traemos a la memoria recuerdos agradables de navidades pasadas. Pero también nos vienen a la memoria experiencias que preferiríamos olvidar. De repente, el dolor de algo que ocurrió en el pasado regresa, el aguijón de las críticas negativas, la decepción de alguna promesa incumplida, el rechazo, los desacuerdos, las angustias… ¿Qué debemos hacer con esa clase de recuerdos? ¿Hemos de arrastrarlos toda la vida junto con el resto de nuestras cargas? No. Podemos dejarlos en el pasado; es más, debemos hacerlo. No obstante, hay sólo una forma de lograrlo: por medio del perdón. Perdonar al prójimo parece algo sencillo; sin embargo, muy pocos lo hacemos. Miramos el perdón como si fuera algo opcional, como algo que podemos aceptar o descartar. Pero la verdad es que el perdón es un requisito fundamental en la vida del creyente. Desde la perspectiva de Dios, la falta de perdón constituye una maldad. En Mateo 18, Jesús relata una parábola que ilustra las consecuencias del rencor. La parábola habla de un siervo que le debía a su señor el equivalente a millones de dólares. Cuando llegó el día en que debía pagar, el siervo dijo a su amo: «Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo» (versículo 26). Este amo se conmovió tanto que le perdonó toda la deuda. Poco después, ese mismo siervo buscó a un amigo que le debía el equivalente a 15 dólares. Al enterarse de que el amigo no podía pagarle, hizo que lo echaran en la cárcel, sin prestar atención a los ruegos desesperados del deudor. Cuando el amo del siervo se enteró de lo ocurrido se indignó y le dijo que era un siervo malvado; luego, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda su deuda. Observa nuevamente el monto de la deuda que no fue perdonada: quince dólares. Las deudas pequeñas son las que por lo general nos hacen tropezar más fácilmente: los resentimientos insignificantes entre cónyuges o entre hermanos, los rencores que no parecen importantes como para afrontarlos. Ten cuidado: ésa es la clase de deudas de las que Satanás se vale para atormentarnos. Después de todo, Jesús pagó una montaña de deudas por ti. Sin duda, tú puedes ser generoso con las deudas de centavos que otros te deben. Invierte tiempo con el Espíritu Santo y pídele que te muestre cualquier rencor que estés albergando. Luego, arrepiéntete y deshazte de ese rencor. Haz de esta Navidad no sólo un tiempo para recordar, sino también para perdonar y olvidar. Lectura bíblica: Mateo 18:21-35 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

Todo te saldrá bien
24/12/2025 | 5 min
«Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley. Medita en él de día y de noche, para que actúes de acuerdo con todo lo que está escrito en él. Así harás que prospere tu camino, y todo te saldrá bien». (Josué 1:8) El éxito en la vida es el resultado de la cimentación en la Palabra de Dios. Es necesario pensar y meditar en ella hasta que se convierta en lo que podríamos llamar "una segunda naturaleza". Es importante prestarle atención y obedecerla con tal nivel de constancia, que ésta empieza a guiar tus acciones aun cuando no estás pensando conscientemente en lo que dice. Cuando empecé a pilotar aviones, aprendí a hacerlo estudiando el manual una y otra vez. En mi mente visualizaba todo lo que podría ocurrir en ese avión. Pensaba y meditaba constantemente en lo que debía hacer, y así fue como aprendí a pilotar. Y es exactamente eso lo que empecé a hacer con la Palabra de Dios. Meditaba en ella de día y de noche. Al poco tiempo, empecé a emocionarme acerca de lo que estaba leyendo. Solía sentarme en mi casa y pensaba en cómo podía aplicar la Palabra en diferentes situaciones. Me veía orando por los enfermos y sanándolos. La Palabra se convirtió en "mi segunda naturaleza". Practica meditar la Palabra de esa manera. Deja que llegue a ser parte de tu vida. Mírate obedeciéndola en toda situación, porque entonces, "todo te saldrá bien". Lectura bíblica: Salmo 1 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

Vete cuando estés listo
23/12/2025 | 5 min
«Te concederé muchos años de vida, y te daré a conocer mi salvación» (Salmos 91:16) ¿Sabías que no es la voluntad de Dios que nadie muera joven? Su voluntad para ti es que vivas el número completo de tus días. Deberías vivir 70 u 80 años, y si no estás satisfecho con esa cantidad, ¡vive más tiempo! La Biblia dice que Abraham murió anciano y lleno de años. Debería ser lo mismo para todos nosotros. A algunos creyentes se les ha complicado la vida porque no han llegado a entender este punto. Cuando se enferman, en lugar de creer en la sanidad, empiezan a pensar que quizás ya les haya llegado la hora de morir y que tal vez es la voluntad de Dios que partan de este mundo. Piensan: "A lo mejor Él está listo para llamarme a casa". Jamás entretengas esa clase de pensamientos. Si dejas las cosas en las manos de Dios, Él te llevará al cielo cuando estés preparado para partir. El apóstol Pablo entendió esa realidad. En 2 Timoteo 4:6-7, dijo: «Yo estoy ya a punto de ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe». Pablo murió cuando él y Jesús estuvieron preparados para que él partiera. Sin importar cuál sea tu edad, si el diablo te dice que Dios no te sanará porque es hora de que partas, ¡no le creas! Está mintiéndote. Dios promete en el Salmo 91:16 que si habitas bajo la sombra del Altísimo (en otras palabras, que si permaneces en Él como Jesús dice que lo hagas en Juan 15), Él te saciará de larga vida. Si aún no has terminado tu carrera en esta Tierra y no estás satisfecho, entonces definitivamente no es hora de que mueras. Así que no le hagas caso al diablo, y sigue viviendo. Reprende las enfermedades y los males en el Nombre de Jesucristo. Aférrate a las promesas de Dios. Después, cuando sea tiempo de irte al cielo, ¡hazlo satisfecho, sano y listo! Parte en victoria cantando las palabras de un antiguo canto lleno de gozo: "El cielo está cerca y yo no me puedo quedar aquí. Adiós mundo, adiós". Lectura bíblica: Deuteronomio 34 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

No te quedes sentado… ¡levántate!
22/12/2025 | 5 min
«A la entrada de la ciudad había cuatro leprosos, que se decían el uno al otro: «¿Para qué nos quedamos aquí, esperando la muerte?... Así que se levantaron» (2 Reyes 7:3-5, AMP) No importa cuán terrible sea el problema por el cual estás atravesando, ni cuán sumido te encuentres bajo las circunstancias, en 24 horas podrías superar esos inconvenientes. "¡Oh, hermano Copeland, eso sería imposible!" Eso mismo pensaron los samaritanos en 2 Reyes 7. Su tierra estaba siendo asolada por el hambre. Las tropas enemigas tenían sitiada la ciudad y habían cortado toda ruta de suministro. Las madres se comían a sus propios hijos para poder subsistir. Pero justo en medio de toda esa tragedia, el Señor le dijo al profeta Eliseo que en 24 horas todo cambiaría. La harina y la cebada se venderían por unos cuantos centavos y habría abundancia para todos. ¿De qué se valió Dios para cambiar la situación? ¡De cuatro leprosos! En lugar de sentir lástima de sí mismos y esperar hasta morirse, estos leprosos decidieron levantarse y arriesgarse en el campo enemigo. Cuando llegaron, lo encontraron abandonado. Los ángeles de Dios habían hecho que el ejército entero huyera, y en el campo había quedado suficiente alimento para toda la ciudad de Samaria. Algunas veces actuamos como lo hicieron los líderes samaritanos. Nos concentramos en el problema, en lugar de concentrarnos en la Palabra de Dios. Ponemos tanta atención a la voz del mundo que perdemos la visión de nuestra victoria. Cuando eso sucede, la fe y el poder comienzan a disminuir y la vida se nos derrumba a la derecha y a la izquierda. Si te ha pasado eso, deja de lamentarte, deja de fijarte en el problema y de sentir lástima de ti mismo. ¡Eso no cambiará nada! Tal como lo hizo con Eliseo, Dios te ha dado una palabra. Te ha prometido darte la victoria. Te ha prometido hacerte vencedor. No te quedes ahí sentado, esperando hasta que mueras. No aceptes la derrota. Levántate en fe. Mantente firme en la Palabra de Dios y pelea por tu vida. Enójate con Satanás y échalo fuera. Enójate con la enfermedad. Enfurécete con la pobreza, y empieza a ofrendar. ¡Levántate y recibe la liberación del Señor! Lectura bíblica: 2 Reyes 6:24-33, 7:1-20 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.

Aférrate a tu llamado
21/12/2025 | 5 min
«Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti... quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos» (2 Timoteo 1:6, 9) ¿Estás haciendo lo que Dios te llamó a hacer? Si no lo habías pensado antes, esta pregunta te puede parecer un poco extraña. Quizás piensas que no es importante y te sientas tentado a decir: "La verdad es que no he sido llamado a nada. No soy pastor, ni maestro ni ministro de ninguna clase. Creo que soy simplemente lo que podrías llamar un dedo meñique en el Cuerpo de Cristo". Déjame decirte algo: sin importar quién seas, Dios ha puesto un llamado santo en tu interior. Él te diseñó y te llamó para que suplas una necesidad en el Cuerpo de Cristo que nadie más puede suplir. Puede ser que te haya llamado a tener éxito en los negocios para que puedas financiar la predicación del evangelio por todo el mundo. Tu llamado puede ser al ministerio de oración e intercesión. Puede que seas llamado al ministerio de sanidad en el barrio donde vives. Pero sin importar cuál sea tu llamado, ten presente que éste es muy importante y que debes cumplirlo. Si eres como muchos creyentes que conozco, quizás hayas dejado que tu vida se llene de tantas cosas que no tienes tiempo para perseguir tu llamamiento. Puedes estar tan abrumado con los afanes de la vida que no te imaginas cómo puedes ocuparte de algo extra. Un pastor amigo mío, a lo largo de los años, se involucró en diferentes áreas del ministerio y estuvo a punto de desgastarse físicamente, pues se encontraba bajo mucha presión: la sobrecarga casi acabó con su vida. Finalmente, el Señor le habló una noche, y le dijo: John, tu llamamiento no ha sido lo que casi te mata, sino todas las cosas extras que has añadido. Yo he tenido que hacerle frente a ese problema en mi propia vida. He tenido que dejar de hacer cosas que yo creía que debía hacer. Y he tenido que disciplinarme para hacer sólo lo que estoy llamado a hacer. Proponte en oración eliminar las cosas que has añadido a tu vida. Aviva el don que Dios ha puesto en ti. Vuelve a lo que Él te ha llamado a hacer. Después de todo, ese llamamiento es vital, es santo… y es tuyo. Jamás permitas que se te escape. Lectura bíblica: Hechos 9:1-20 © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.



Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland