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Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland

Kenneth y Gloria Copeland
Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland
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  • Imita a los fieles
      «Acuérdense de sus pastores y líderes en autoridad [pues han sido ellos], quienes les dieron a conocer la palabra de Dios. Observen con atención los resultados de su conducta… e imiten su fe» (Hebreos 13:7, AMP) Aparte de la Palabra de Dios y de la oración, no hay nada que pueda ayudarte más que el observar e imitar a un verdadero hombre de fe. Yo lo descubrí de una manera sorprendente hace muchos años cuando era estudiante en la Universidad Oral Roberts. Como copiloto del avión que transportaba al hermano Roberts y su personal a las campañas de sanidad, tuve la oportunidad de observarlo en acción: yo iba a donde él iba, lo oía predicar y lo veía imponer las manos sobre los enfermos. Nunca olvidaré el día que tuve la oportunidad de poner en práctica algo de lo que había aprendido con él. Yo había estado en algunas de sus campañas, pero todavía era muy inexperto en la vida espiritual. Se me había asignado la tarea de ayudar a las personas inválidas para que el hermano Roberts impusiera las manos sobre ellas. Era la primera vez que me encontraba en un salón rodeado de toda clase de enfermedades. Cuando el hermano Roberts entró, en vez de imponer él mismo las manos sobre las personas, me tomó por la manga del saco y me dijo: "Haz tú la oración y pon las manos sobre esas personas". Debí haberme puesto pálido, pues nunca antes había orado por cosas como esas. Quizás hubiera orado por un dolor de cabeza o por un serio dolor en una uña, pero nada más. La primera mujer a la que nos acercamos tenía cáncer de estómago y pesaba menos de 40 kilos: era el retrato de la misma muerte. Me dirigí hacia ella y antes de que pudiera abrir mi boca, escuché una voz que dijo: "En el nombre de Jesús, toma tu lecho y anda". Al instante, ella escupió ese cáncer sobre el piso. Luego saltó de ese lecho y gritó: "¡Estoy sana!", y comenzó a correr por todo el salón. Esa experiencia cambió mi vida. Cuando me acerqué a la siguiente persona y levanté mis manos, podía sentir la sanidad fluyendo. Había visto a Jesús sanar por medio del hermano Roberts, así que, en mi mente, podía ver a Jesús sanando a través de mí. Tú puedes hacer lo mismo. Busca a una persona que camine en un nivel de fe y poder superiores a ti, y aprende de ella. Reconoce a Jesús en esas personas e imítalas. Con el tiempo, otros empezarán a ver a Jesús en ti. Lectura bíblica: 2 Reyes 2:1-15   © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
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    5:23
  • Una fuerza de ocupación hasta que Jesús venga
      «Por lo tanto, echen mano de toda la armadura de Dios para que, cuando llegue el día malo, puedan resistir hasta el fin y permanecer firmes. Por tanto, manténganse firmes y fajados con el cinturón de la verdad, revestidos con la coraza de justicia, y con los pies calzados con la disposición de predicar el evangelio de la paz. Además de todo esto, protéjanse con el escudo de la fe, para que puedan apagar todas las flechas incendiarias del maligno. Cúbranse con el casco de la salvación, y esgriman la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios» (Efesios 6:13-17)   La Biblia nos enseña que como creyentes debemos ser una fuerza de ocupación del Señor hasta que Él regrese. En el campo militar, ocupar significa: "Tomar posesión o apoderarse de un territorio y sus tropas, invadiéndolo o instalándose en él". Para llevar a cabo esa tarea en una forma eficaz hasta que el Señor venga, la mayoría de nosotros tendrá que cambiar de actitud. Tendremos que tener presente que Jesucristo ya venció y ya obtuvo la victoria. Así es. Satanás fue derrotado y despojado en el Calvario; él es quien está a la defensiva, no nosotros. Es más, Jesucristo nos ha dado Su armadura y Su espada para mantener en su lugar a ese diablo derrotado. Podrás ser un debilucho de 45 kilos, pero si te revistes de la armadura de Dios, el diablo nunca lo notará. Huirá de ti como si fueras el mismo Jesucristo. Piénsalo. ¿Qué harías si fueras el diablo y te encontraras cara a cara con un creyente vestido con la armadura, el yelmo y las armas de Dios? Siempre y cuando ese creyente se limite a declarar las palabras de Dios, creerás que es el mismo Señor quien está dentro de la armadura. No se te olvide ninguno de los componentes de la armadura que se te ha provisto. Revístete con su totalidad. Haz que el diablo esté siempre a la defensiva—¡y participa de la fuerza de ocupación hasta que Jesús regrese! Lectura bíblica: Lucas 12:35-44   © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
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    5:14
  • ¿Cuál es tu nombre?
      «Y todo lo que hagan, ya sea de palabra o de hecho, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él» (Colosenses 3:17) ¿Sabías que tu nombre ha cambiado? Tu nombre ya no es más el nombre que tenías antes de que nacieras de nuevo. Te deshiciste del primer nombre cuando celebraste el pacto con Jesucristo. Para apreciar completamente lo que ese cambio significa, tienes que pensarlo a la luz de lo que sabemos del pacto de sangre. Cuando alguien hace un pacto de sangre, se entrega por completo, deja de ser dueño de sí mismo. Y sus posesiones y deudas, así como sus virtudes y defectos, le pertenecen para siempre a la persona (hermano de sangre) con quien hace el pacto. Cuando estableces un pacto de sangre con alguien, adquieres el nombre de esa persona; éste se convierte en tu nombre para siempre. No puedes escaparle―bueno o malo―es tuyo. Cuando recibiste a Jesucristo como Señor y Salvador, Él tomó tu nombre; el cual era pecado, debilidad, temor, pobreza y todo lo que heredaste de Adán. Jesús te quitó esos nombres y te dio Su Nombre a cambio. ¡Eso es cierto! En Efesios 3:15, dice que todo el Cuerpo de Cristo ha sido llamado en el en el cielo y en la Tierra. Eso significa que ahora tienes el nombre de Jesús y la autoridad que conlleva ese nombre. Tan solo piensa de quién has tomado tu nombre nuevo: Jesús, Dios Fuerte, Sabiduría, Libertador, León de la tribu de Judá, Palabra de Vida, Abogado, Proveedor, Yo Soy, Consolador, Salvador, Príncipe de Paz, Admirable, Consejero, Cordero de Dios, Jehová de los ejércitos, Raíz de David, Autor y Consumador de nuestra fe, Camino, Sanador, Hijo de Dios, Verdad, Piedra angular, Rey de reyes, Luz del mundo, Gran Pastor, mi Fortaleza y mi Canto, Juez Justo, Sol de Justicia, Resurrección y Vida, Alfa y Omega. ¡Alabado sea Dios! Esos nombres abarcan toda necesidad que puedas tener, y el poder de Dios se encuentra en el Nombre de Jesús para hacer de ese nombre una realidad en tu vida (Hechos 3:16). Ya no puedes llamarte a ti mismo "desanimado". No debes responder cuando el diablo te diga: "Oye, pobre hombre"; ése no es tu nombre. Jesús te ha despojado de esos antiguos nombres. Medita en los nombres del Señor; todos y cada uno de ellos están incluidos en el nombre de Jesús, el Nombre sobre todo nombre, y a ti te ha sido dado ese nombre ¡con todo el poder y la autoridad que éste conlleva! Lectura bíblica: Efesios 3:16-21   © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
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    5:23
  • Aviva el poder
      «Al acordarme de tus lágrimas siento deseos de verte, para llenarme de gozo... Por eso te aconsejo que avives el fuego del don de Dios, que por la imposición de mis manos está en ti. Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio» (2 Timoteo 1:4, 6-7) Hay momentos en los que sabes lo que Dios quiere que hagas; sin embargo, no sientes tener la fuerza espiritual necesaria. De alguna manera, te sientes internamente seco. Sabes que la Palabra asegura que «del interior del que cree en mí, correrán ríos de agua viva» (Juan 7:38). Pero en esos momentos, ni siquiera puedes encontrar el riachuelo, mucho menos el río. La Palabra de Dios nos da una orden clara y precisa referente a esas situaciones: nos dice que debemos avivar el fuego del don de Dios que mora en nosotros. ¡Avívate tú mismo! Cualquier cosa que necesites ya la tienes en tu interior. Jesús la depositó allí. Todo lo que necesitarás alguna vez en la vida para hacer lo que Dios te ha llamado a hacer, ya ha sido puesto en tu interior por el Dios todopoderoso. La fe, el poder y el amor ya están ahí. Créelo. Decláralo en voz alta. Confiesa lo siguiente, para ti mismo: "En el nombre de Jesús, avivo el don que está en mí por la fe. No esperaré hasta sentirme avivado, sino que lo avivo por la fe. Estoy dando un paso de fe y sé que después, ¡los sentidos me seguirán!" "Avivo también el amor y el poder de Dios que están en mí. Despierto y echo fuera al diablo de mis asuntos. Cobro vida en el Espíritu del Dios viviente. ¡Estoy avivado!" Lectura bíblica: 2 Timoteo 1:1-8   © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
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    5:25
  • Deja que tu vida brille
      «Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza» (1 Timoteo 4:12)   El mundo necesita ver buenos ejemplos. Necesita ver que los creyentes caminan en amor, en pureza y en fe en el hogar, en las instituciones de enseñanza y en los trabajos. En Romanos 12:17, el apóstol Pablo nos exhorta a hacer lo bueno delante de todos los hombres, y en otros versículos nos enseña a evitar toda clase de mal. Por eso, cuando estés siguiendo los caminos del Señor, no lo hagas a medias, sino que entrégate de lleno a seguirle. Condúcete de tal manera en la vida, que no haya duda de que eres creyente; muéstrales a los demás tu amor, tu fe y tu pureza en toda situación y por medio de hechos. Tu ejemplo será más convincente que tus palabras. Cuando nuestro hijo John era pequeño, fuimos a pasar una temporada con mis abuelos. John dormía con mi abuelito, al cual una noche lo despertó para decirle: «Abuelo, me duele el oído; ¿puedes orar por mí?». Mis abuelos asistían a una iglesia que no creía en la sanidad. Yo no sé qué hizo el abuelo, pero no dio resultado. Así que John se levantó y dijo: «Voy a ir a la cama de mi mamá; cuando ella ora, se me quita el dolor». Casi 18 años más tarde mi abuelo me contó la historia. Yo había dado un ejemplo de fe y de amor, y John se había acordado de eso. Cuando los hijos están creciendo, quizás se les olviden las predicaciones y exhortaciones que les des o se muestren desinteresados en las cosas de Dios, pero jamás olvidarán el ejemplo que les des. Es posible que tus compañeros de trabajo, tus vecinos o tus amistades rechacen o discutan contigo tus palabras, pero nunca podrán refutar ni olvidar las cosas que haces en amor. No permitas que tu ejemplo sea empañado por los pecados triviales ni las concesiones espirituales. Procura hacer siempre lo bueno delante de todos para que la luz de Jesucristo se refleje poderosamente a través de ti. Lectura bíblica: Romanos 12:9-21   © 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
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    5:28

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Acerca de Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland

Recibe una palabra de ánimo... una palabra de inspiración... una palabra de fe... ¡todos los días del año! El devocional Crezcamos de Fe en Fe, escrito por Kenneth y Gloria Copeland, aborda temas de la vida diaria como resultados de la experiencia propia. Se trata de las luchas que enfrentas a diario, luchas contra el cansancio, la irritación, los hijos, las finanzas, etc. Kenneth y Gloria Copeland te enseñarán cómo obtener la victoria, basados en La Palabra.
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