665. Mateo el leñador (Infantil)
Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.Juan David Betancur
[email protected] un rincón verde y encantado del mundo, vivía un joven llamado Mateo. Tenía el cabello como el trigo al sol, una sonrisa que derretía corazones y un alma tan generosa que hasta los animales del bosque lo saludaban con cariño.Un día, con su hacha al hombro y una canción en los labios, Mateo se adentró en el bosque a cortar leña. Pero no había avanzado mucho cuando escuchó un "croac... croac..." muy débil. Se asomó a un hoyo y encontró a tres sapos completamente deshidratados, como si fueran pasas con patas.—¡Pobrecillos! —exclamó Mateo—. ¡El sol casi los convierte en pasasSin pensarlo, buscó hojas grandes y frescas, y los cubrió con cuidado, como si fueran bebés verdes. Luego, siguió su camino, sin saber que acababa de cambiar su destino.🐸 Cuando los sapos despertaron, se miraron sorprendidos: —¡Alguien nos ha salvado! ¡Debe ser un alma pura! ¡Que se cumplan todos sus deseos desde ahora! Mientras tanto, Mateo había cortado un buen haz de leña. Una vez listo, lo cargó sobre sus espaldas y retomó el camino de regreso a casa. Pero el haz era pesado y, a mitad de camino, el joven lo dejó en el suelo, se sentó encima y lanzó un profundo suspiro:-Ah, querido haz, eres terriblemente pesado, ¿sabes? ¡Te he traído hasta aquí y ahora, la verdad sea dicha, deberías ser tú quien me llevase de vuelta a casa!Dicho y hecho: el haz se levantó, incorporando también al joven, y comenzó a correr. Mateo no podía dar crédito a sus ojos.El camino que conducía a su casa desde el bosque pasaba frente al palacio real. Cuando la princesa, que estaba asomada a una ventana, vio el haz que caminaba llevando a cuestas al leñador, se rió de corazón y gritó:-Venid todos a ver; el haz lleva a Mateo a cuestas.Mateo miró a la hermosa princesa y se enamoró enseguida de ella:-¡Ah, si la princesa se enamorase de mí!No tuvo que pensarlo dos veces porque su deseo se hizo, de inmediato, realidad. En ese mismo momento la princesa se enamoró de él y al poco tiempo los dos enamorados se casaron, pero en secreto, porque ¿qué habría dicho el rey? ¿Una princesa casada con un leñador?Después de un año y un día, la princesa tuvo un hijo. El rey montó en cólera y, muy enfadado, le preguntó a la princesa quién era su marido, y el padre del niño. Pero la princesa se negó a traicionar a Mateo q así pasaron los años.Un día, al rey se le ocurrió una idea. Ofreció una gran fiesta para todos sus súbditos, nobles y plebeyos. Durante la fiesta, el rey llamó a su nieto, le dio una manzana y le dijo al oído que se la entregase al invitado que le cayera mejor. El niño fue de un invitado a otro y, cuando llegó frente a Mateo, le dio la manzana diciéndole:-¡Esta manzana es para ti, papá!Al escuchar esas palabras, el rey perdió la luz de la razón. Hizo fabricar un enorme barril, lo dividió en dos partes con una tabla, en una de ellas encerró a su hija con el nieto, y en la otra a Mateo. El barril fue arrojado al mar y las olas lo llevaron lejos.Pasa un día, pasan dos, pasan tres: Mateo empieza a tener hambre.-¡Ah, si tuviese un trozo de pan! Mi mujer y mi hijo están muertos de hambre. ¡Sería tan feliz si pudiese darles de comer!En cuanto dijo estas palabras, aparecieron ante cada uno de los prisioneros del barril sendas hogazas tiernas de pan blanco. Después de comer la suya con avidez, Mateo dijo:-¡Ah, si alguien cortase la tabla que nos separa! ¡Estamos senta-dos uno junto al otro y ni siquiera podemos vernos!En ese mismo instante, la tabla desapareció y Mateo, la princesa y el niño se encontraron finalmente reunidos.Y así