697. Salomon
Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.Juan David Betancur
[email protected]ía una vez un rey llamado Salomon que era reconocido por su inteligencia. Como aún Cristo no había nacido todos los seres se iban para el infierno y allá fue a caer Salomon. Muchos anos después cuando cristo recorrio la tierra y fue crucificado los pecados de los hombres fueron perdonados pero en el infierno el diablo simplemente no los dejaba salir Entonces Cristo decidio bajar a el infierno No como prisionero, sino como redentor. Cuando llego Su luz atravesó las cavernas de sombra perpetua, y las almas encadenadas por siglos de culpa se estremecieron ante su presencia ya que podían tener un nuevo destino. . Uno por uno cristo , los liberó, tocándolos con la llama de la misericordia desafiando al diablo que los quería mantener alliPero en lo más profundo del abismo, donde el fuego arde consumiéndolo todo encontró al sabio Salomón. Este No estaba encadenado. Estaba sentado sobre una roca negra, rodeado de símbolos grabados con precisión milimétrica que el estudiaba detenidamente. Parecía estar esperando ya que no se asusto al verlo y simplemente agacho la cabeza en señal de respeto y saludo.Cristo lo miró detenidamente y luego le dijo .—Todos han sido liberados —dijo—. Pero tú, Salomón, no saldrás conmigo. Estoy ayudando a salir a todos aquellos que lo necesitan pero tu debes usar tu profunda sabiduría para salir por tus propios medios.Salomón asintió y No protestó. Se levantó con calma y comenzó a caminar por el infierno, observando sus límites, sus grietas, sus pasadizos. El fuego no lo quemaba. Las sombras no lo asustaban. En su mente, cada rincón era una posibilidad. Y después de este recorrido su mente creo un plan para salir. Encontró fibras secas, restos de antiguas raíces calcinadas, y comenzó a trenzarlas con paciencia. Hacía una cuerda, larga y resistente, como si tejiera un futuro. Un diablillo que lo vio en esos menesteres se le acercó y le pregunto..—¿Para qué haces esa cuerda? Senor SalomonSalomón respondió sin mirar:—Recuerda que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Ya lo verás.El diablillo se alejó, confundido. Salomón terminó la cuerda y comenzó a medir palmo a palmo el infierno. No solo sus dimensiones físicas, sino sus más sagrados secretos: Midio la distancia entre el dolor y el arrepentimiento,o entre la culpa y el olvido. O entre el desencanto y el pecado. Todo aquello que existía en el infierno llego a ser medido e inventariado.El diablillo que lo miraba desde lejos se sintió más intrigado y de nuevo Volvió pero esta vez más inquieto.—¿Por qué tomas medidas? Estamos todos muy confundidos con tu actitud últimamente. Debes saber que yo soy un gran constructor y he decidido modificar el Infierno —Aquí construiré un monasterio —respondió Salomón—. Y allá un templo como el que construí en mis tierras .Pero para esto necesito ayuda. .Salomón sacó de su túnica un pequeño sello grabado con caracteres antiguos: el Sello de Salomón, símbolo de dominio sobre las fuerzas ocultas. Lo colocó sobre la piedra, y todo comenzó a cambiar allí en las profundidades Desde las grietas del suelo comenzaron a surgir figuras: seres constructores, los mismos que, según las leyendas, habían ayudado a levantar el Templo de Jerusalén bajo sus órdenes.Eran seres de fuego y sombra, con herramientas imposibles: martillos que resonaban como campanas, niveles que medían la intención, cinceles que tallaban símbolos en el aire. No eran esclavos, sino fuerzas obedientes a la sabiduría de este rey. Salomón les dio instrucciones. Les mostró planos invisibles, trazados con geometría sagrada. Los demonios comenzaron a trabaja