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Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

Podcast Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
Juan David Betancur Fernandez
Este podcast está dedicado a los cuentos, mitos y leyendas del mundo.

Episodios disponibles

5 de 657
  • 638. La piedra fea (infantil)
    Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.Juan David Betancur [email protected]ía una vez un joven llamado Miguel que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques. Miguel era un chico curioso y aventurero, siempre explorando los rincones más recónditos de su entorno. Un día, mientras caminaba por un sendero poco transitado en el bosque, tropezó con algo duro y cayó al suelo. Al levantarse, vio que había una piedra grande y sucia, cubierta de barro y hojas secas. La piedra producía en miguel un atractivo especial pero no sabía que era. Se veía como una piedra normal y cuando trato de golpearla contra otras piedras notaba que esta era especialmente dura. Miguel, intrigado por la piedra, la recogió y la observó detenidamente. Era opaca y sin brillo, y parecía no tener ningún valor, pero si le intrigaba que esta piedra era realmente dura. Era sucia y pesada pero de nuevo Miguel sentía que había algo especial en ella. Sin embargo, su curiosidad lo llevó a llevársela a casa.Decidio meterla en su sombrero y como pesaba este sombrero con esa piedra adentro. Con cada paso sentía que no valía la pena cargar dicha piedra hasta su casa, que más bien la dejaría a la vera del camino para no sufrir el peso de tener que llevarla. Y así lo hizo, la saco de su sombrero y la tiro al lado del camino. Al caer la piedra produjo un sonido extraño y al golpear con otra piedra esta otra se quebró. Miguel no había visto nunca una piedra que al golpear pudiera producir otra fractura inmediatamente. Eso si era extraño. De nuevo sintió que algo importante sucedía con esta piedra que había encontrado. Comenzó a restregarla contra todo aquello que encontraba alrededor y efectivamente veía que todo cedía a la fuerza y dureza de su piedra. Era increíble era dura como nada más.  Al llegar, decidió limpiarla para ver si había algo especial en ella. Con un balde de agua y un cepillo, comenzó a frotar la piedra con cuidado. Y algunas piezas de barro comenzaron a caer de la roca pero la piedra en si estaba intacta. A medida que la suciedad se iba desprendiendo, Miguel notó que la superficie de la piedra era lisa y tenía un brillo tenue.  Esto lo motivó a seguir limpiando con más esmero. Pasaron horas y Miguel no se daba por vencido. Su padre le había regalado en su cumpleaños un equipo de pulir que tenía abandonado y decidio utilizarlo. Lo saco de debajo de la cama y lo puso sobre la mesa de estudio de su cuarto.  Allí fue sacando una a una las herramientas que tenía y se preparo para realmente pulir aquella piedra. Utilizó diferentes herramientas para pulir la piedra, desde paños suaves hasta productos especiales para pulir y algún que otro material de pulido para elementos duros.  Debía desentrañar el misterio de aquella piedra. Con cada pasada, la piedra se volvía más y más resplandeciente. Miguel estaba cada vez más emocionado, pues la piedra comenzaba a mostrar destellos de luz que nunca había visto antes. Finalmente, después de mucho esfuerzo y dedicación, Miguel se dio cuenta de que la piedra no era común y corriente. Honestamente no entendía que sucedía. Aquella piedra que había encontrado tirada en el camino sucia y fea realmente comenzaba a mostrar un brillo extraño. Su excitación fue subiendo ya que comprendía que detrás de ese primer vistazo que tanto le disgustaba ya podía intuir que algo hermoso se podría ocultar bajo ese caparazón de suciedad. Algo que no se imaginaba. De pronto su corazón comenzó a latir con toda intensidad. Recordó que alguna vez había visto una pequeña piedra como esta en el museo. No lo podía creer. Podía ser un diamante. Un diamante de ese tamaño era increíble y más increíble que se encontrara tirado entre otras miles de piedras. Pero este e
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    8:06
  • 637. La princesa Inirida y la Flor (Leyenda Guainia Colombia)
    Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.Juan David Betancur [email protected]ía una vez en las selvas de lo que hoy es Guainía  en Colombia una princesa que era hija de el cacique. La belleza de la joven era tan resplandeciente que opacaba el amanecer sobre los ríos que cruzaban aquellas tierras de agua y cielo. Dicen que su piel era tan suave como los pétalos de las flores y sus ojos reflejaban los misterios y los colores de las selva.  La princesa llamada Inírida tenía muchos pretendientes, entre ellos el viento del norte que le prometía riquezas, el viento del sur que le prometía tierras fértiles y bosques sin fin, el viento del este que le ofrecia el poder sobre los animales de la selva y el viento del oeste que le ofrecía aventuras por todos los ríos de sus tierras.  Además había allí tres hermanos poderoso que igualmente se sentían enamorados de ella, El príncipe Mavicure, el príncipe mono y el príncipe pajarito. Cada un quería hacerla esposa y pare ello hacían grandes hazanas llevándole grandes regalos y cubriéndola con lisonjas y cuidados. Desencantados los tres hermanos decidieron atraparla pero Inírida que conocía muy bien la selva se internó y los hermanos salieron a perseguirla. Inírida suplico a los dioses que la protegiera de los tres hermanos y los dioses intervinieron transformando a los tres hermanos en 3 cerros de piedras que hoy llevan el nombre de los tres hermanos Un día llego a aquellas tierras un hombre que al verla se enamoro profundamente y decidio que ella seria suya. El hombre que conocía muy bien la selva sabía que había una planta llamada puzana que le permitiría enamorar a la esquiva joven.  Con ella preparo un brebaje y se lo dio a la joven. Desafortunadamente la receta causo en la joven el efecto contrario y la princesa perdió el juicio y salió huyendo a toda prisa de su aldea.  Llevada por el éxtasis y la demencia Inírida corrió de nuevo a la selva y en su carrera llego hasta el lugar donde los tres hermanos habían sido convertidos en montanas rocosas y con agilidad subió a los alto de el cerro pajarito y allí en lo alto se desmayo.  El joven trato de seguirla pero la piedra resbalosa como el jabón evito que se acercara a la princesa. Allí al despertar Inírida vio ante sus ojos la magnitud de la selva verde a sus pies y decidio vivir para siempre allí. Y desde allí gobernar el transcurrir de aquellas tierras. Y cuentan que los dioses la veían llorar todos los días al caer la noche mientras ella miraba la oscuridad profunda de la selva desde lo alto de aquella roca gigantesca.  Y así el cerro pajarito se tiñe de plata cuando las laderas dejan caer las lagrimas de plata de la princesa solitaria. Pero una noche los dioses hicieron bajar las estrellas del firmamento y todas rodearon a la princesa triste y sus lagrimas transportaron piedra abajo las estrellas del firmamento. Y cuando llego el día en la base de la montana entre los claros que deja la espesura de aquella selva comenzó a salir una flor de color rojo en forma de estrella. Una flor que durante todo el ano permanece florecida y que va cambiando de color a medida que la princesa cambia de emociones, Siendo más brillante si ella esta alegre y más apagada si el princesa esta triste.  Y dicen los indios Puinabes habitantes de aquella que durante el anos le cantan a la princesa Inírida para que mantenga el color rojo brillante en la flor de Inírida. La más bella flor de la amazonia. 
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    5:07
  • 636. Nanabozho y el diluvio (leyenda Chippewa)
    Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.Juan David Betancur [email protected]ía una vez un indio  Chippewa llamado  Nanabozho que regresó a su cabaña en lo que hoy es la provincia de Ontario. Nanaboso después de un largo viaje, echó de menos a su joven primo que vivía con él. Llamó al primo por su nombre, pero no recibió respuesta. Mirando a su alrededor en la arena en busca de huellas, Nanabozho se sobresaltó por el rastro de la Gran Serpiente. Entonces supo que su primo había sido capturado por su enemigo.Nanabozho recogió su arco y sus flechas y siguió el rastro de la serpiente. Pasó el gran río, escaló montañas y cruzó valles hasta llegar a las orillas de un lago profundo y sombrío. Ahora se llama Lago Manitou, Lago de los Espíritus y también el Lago de los Diablos. El rastro de la Gran Serpiente conducía a la orilla del agua.Nanabozho podía ver, en el fondo del lago, la casa de la Gran Serpiente. Estaba llena de espíritus malignos, que eran sus siervos y sus compañeros. Sus formas eran monstruosas y terribles. La mayoría de ellos, al igual que su amo, se parecían a los espíritus. En el centro de este horrible grupo estaba la Gran Serpiente en persona, enroscando su aterradora longitud alrededor del primo de Nanabozho.La cabeza de la Serpiente era roja como la sangre. Sus ojos feroces brillaban como el fuego. Todo su cuerpo estaba armado con escamas duras y relucientes de todos los colores y matices. Mirando hacia abajo a estos espíritus retorcidos del mal, Nanabozho decidió que se vengaría de ellos por la muerte de su primo.Dijo a las nubes: "¡Desaparece!" Y las nubes se perdieron de vista.—¡Vientos, quietos de una vez! Y los vientos se calmaron.Cuando el aire sobre el lago de los espíritus malignos se había estancado, Nanabozho le dijo al sol: "Brilla sobre el lago con toda la fiereza que puedas. Haz hervir el agua".De esta manera, pensó Nanabozho, obligaría a la Gran Serpiente a buscar la fresca sombra de los árboles que crecían en las orillas del lago. Allí se apoderaría del enemigo y se vengaría.Después de dar sus órdenes, Nanabozho tomó su arco y flechas y se colocó cerca del lugar donde pensó que las serpientes vendrían a disfrutar de la sombra. Luego se transformó en el tocón roto de un árbol marchito.Los vientos se calmaron, el aire se estancó y el sol lanzó rayos calientes desde un cielo sin nubes. Con el tiempo, el agua del lago se agitó y las burbujas subieron a la superficie. Los rayos del sol habían penetrado hasta el hogar de las serpientes. Mientras el agua burbujeaba y espumaba, una serpiente levantó la cabeza por encima del centro del lago y miró alrededor de las orillas. Pronto otra serpiente salió a la superficie. Ambos escucharon los pasos de Nanabozho, pero no lo escucharon en ninguna parte."Nanabozho está durmiendo", se decían unos a otros. Y luego se sumergieron bajo las aguas, que parecían silbar al cerrarse sobre los espíritus malignos.Poco después, el lago se volvió más turbulento. Su agua hervía desde sus mismas profundidades, y las olas calientes se estrellaban salvajemente contra las rocas de sus orillas. Pronto la Gran Serpiente llegó lentamente a la superficie del agua y se movió hacia la orilla. Su cresta de color rojo sangre brillaba. El reflejo de sus escamas era cegador, tan cegador como el brillo de un bosque cubierto de aguanieve bajo el sol invernal. Fue seguido por todos los espíritus malignos. Tan grande era su número que pronto cubrieron las orillas del lago.Cuando vieron el tocón roto del árbol marchito, sospecharon que podría ser uno de los disfraces de Nanabozho. Conocían su astucia. Una de las serpientes se acercó al tocón, lo rodeó con su cola y trató de arrastrarlo hacia el lago. Nanabozho apenas
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    9:49
  • 635. El viejo caprichoso (Noruega)
    Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.Juan David Betancur [email protected]ía una vez un hombre muy rico que vivía en Noruega que era soltero y ya estaba entrado en años. El viejo rico un día se despertó con la idea de que pese a su dinero no era feliz y que necesitaba de una mujer que lo acompañara. Sabía que era Era viejo, feo y gordo, pero que  tenía mucho oro guardado en un escondrijo, prestaba plata a interés y sacaba buena renta de sus tierras. Debido a esto pensó que su dinero seria suficiente para conseguir una mujer. Su plan era simple, iría al pueblo y buscaría las mujeres más bellas que pudiera encontrar y que fueran pobres. Pensaba que cualquier mujer se sentiría feliz de tenerlo como esposo ya que el le ofrecería una estabilidad económica por el resto de su vida.  Llegando al pueblo puso los ojos en la hija de un campesino que llevaba las verduras al mercado local. Siempre iba acompañado de su hija y ella era muy bella. Además el campesino era uno de sus labriegos así que no podría oponerse. El viejo feo y gordo se acercó a la muchacha y con gran pompa le dijo.  -Quiero casarme contigo -le propuso como si le estuviera haciendo un gran honor.La joven lo miro de arriba abajo y con la altivez que tiene la juventud le contesto -Yo quiero muchas cosas -. Pero esa en particular no. Muy amable señor por por haber pensado en mí, pero por favor, piense en otra que yo no estoy disponible.El rico hacendado que estaba acostumbrado a darse todos los gustos y que nadie lo rechazara se enojo con la respuesta de la muchacha  y mandó llamar al padre de la chica.El padre era un arrendatario de una de sus parcelas y que además le debía dinero se sintió intimidado por tener que hablar con el viejo ricachon pero no tenía otra alternativaAl llegar el viejo le dijo -Si me das la mano de tu hija, me olvido de la plata que te presté. Si te niegas, te quedarás sin trabajo ya que te echare de mis tierras  e irás a la cárcel por deudor.El pobre hombre no tenía mucha elección. Con todo el amor de padre se acercó a su hija y la Trató de convencer de todas las maneras posibles, pero la muchacha le suplicó llorando que no la obligara.-No quiero a ese viejo horrible ni aunque me regale una pila de oro. Desesperado por las amenazas del hacendado, el padre corrio donde el rico y le contó que su hija se negaba a participar en dicho matrimonio. El hacendado le dijo. Tengo un plan para esto. Pero deberas participar y ocultar a tu hija mis verdaderas intencionesEl rico caballero haría todos los preparativos para la boda: el día señalado, estarían allí el párroco, los invitados, el banquete. Mandaría ir a buscar a la muchacha fingiendo que la necesitaba para un trabajo. Y cuando la joven llegara a su casa, la encerraría en una habitación  con ayuda de sus sirvientes,  y luego mandaria a sus sirvientes a que la vistan de novia y la bajaran a la recepción donde el sacerdtote del pueblo la casaria en un santiamén y así se encontraría casada sin haberlo pensado.Y así fue. El día llegó, todo estaba listo para la boda y solo faltaba que llegara la novia. Por si la joven se rebelaba, el hacendado envió en su busca a uno de los más fuertes trabajadores que si bien era grande y fornido no era muy inteligente. Como contaba con la colaboración del padre de la moza, no consideró necesario darle explicaciones al joven trabajador ya que sabía que el haría todo lo que se le ordenara. Así que le ordeno Mira muchacho Debes ir a ver al labriego que trabaja en la parcela del sur y decirle que te entregue lo que me prometió -le dijo. Vete ahora mismo y no preguntes. Solo dile lo que te acabo de decir El muchacho, un poco asustado por el
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  • 634. El principe abandonado
    Hacer click aquí para enviar sus comentarios a este cuento.Juan David Betancur [email protected]ía una vez un rey que había crecido soberbio y arrogante. Un día salió a cabalgar con su hijo y los dioses decidieron castigarlo. En un recodo del camino su hijo se adentro en un bosque y el rey no lo volvió a ver. El destino, cruel e implacable, le arrancó al pequeño en tierras lejanas, y con el peso de su deber sobre los hombros y llorando de amargura , el monarca no tuvo más remedio que seguir su camino.Antes de partir, Le pidió a una anciana campesina que vigilara el bosque y cuando su hijo apareciera le entregara una caja con una nota adentro. , entregándole una caja sellada con un mandato solemne: Cuida a mi hijo y algún día volvere por el y si no vuelvo entregale esta caja y con ella me podrá encontrar. “Pero los años pasaron… y el rey nunca volvió.El niño creció sin conocer su origen, sin el amor de un padre ni el calor de un hogar real. Su único anhelo era encontrar al hombre que lo había abandonado sin una explicación. Un día, con la determinación de quien ha vivido en la sombra demasiado tiempo, se presentó ante la anciana saliendo del bosque y le pregunto si alguien lo había buscado. La anciana, con los ojos empañados por el peso del tiempo, le entregó la caja y le contó lo que le había dicho el rey.  —Tu padre dejó esto para ti. Pero te advierto… sin ella, jamás lo hallarás.El joven emprendió su viaje con el corazón lleno de esperanza, pero la vida pronto le mostraría su lado más despiadado. No tardó en ser golpeado por el hambre, el cansancio y la sed. El calor abrasador del llano lo consumía cuando encontró a un hombre con un cántaro de agua.—Por favor… un sorbo… —rogó el joven con la voz quebrada.El hombre lo miró con frialdad. —Agua… solo a cambio de lo que llevas en esa caja.El príncipe titubeó. Aquella caja era su única conexión con su pasado… pero su cuerpo no resistiría mucho más. Con el alma hecha pedazos, la entregó. Sintió que se arrancaba a sí mismo de su destino.El hombre, en su codicia, corrió al palacio y, mostrando la caja como si fuera un trofeo, proclamó ser el hijo perdido del rey. La desesperación del monarca lo cegó y, sin sospechar, lo acogió como su legítimo heredero.Mientras tanto, el verdadero príncipe vagaba sin rumbo, derrotado y solo. Hasta que, en un pozo, encontró una última oportunidad: un mono que, con ojos llenos de inteligencia, le ofreció un pacto. —Si me das agua, cuando lo necesites, yo te ayudaré.El joven, con el poco aliento que le quedaba, ofreció su última muestra de bondad, con mucho esfuerzo retiro punados de agua del pozo y se lo daba al mono. . Y el mono, agradecido, le dejó un cabello con un mensaje enigmático: "Llámame cuando lo necesites."Los días se volvieron semanas, y el príncipe llegó a la ciudad, sin nombre, sin pasado, sin futuro. Encontró trabajo como vendedor de hortalizas y pasó cada día frente al palacio, observando desde la distancia la vida que le fue arrebatada. Las princesas, al verlo, sintieron un escalofrío en sus almas. Había algo en sus ojos… algo familiar.Cuando finalmente entró al palacio como jardinero, el impostor sintió el miedo reptar en su pecho. Temblaba de ira y de inseguridad. Debía eliminarlo.—Padre —susurró con veneno—, el jardinero dice que puede domar la mula salvaje que nadie ha montado jamás.El rey, ansioso de espectáculo, lo llamó de inmediato. —Si no lo logras, morirás —sentenció con voz implacable.El joven, sin esperanza, invocó al mono. Y el fiel amigo respondió. Con su ayuda, no solo dominó a la bestia, sino que la cabalgó hasta el palco real, arrancando vítores del pueblo.El impostor apretó los di
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Acerca de Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

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Generated: 3/9/2025 - 2:57:16 AM