Lucas 18, 1-8: Orar siempre
1) Desanimarse: Nunca dejes que la tristeza te tome. Siempre le pido a Dios que no me tire abajo la alegría, porque muchas veces en las redes sociales o incluso en los audios de WhatsApp me ves pum para arriba, pero detrás hay dolores, heridas, sacrificios y desilusiones. Pero trato que eso no me haga perder la alegría y la serenidad. Por tanto, vos podés lograr muchas cosas también poniendo esa actitud de no dejar que la tristeza te tome, porque la tristeza es adictiva y una persona, cuando se acostumbra a vivir tristemente, tiene una vida triste y genera tristeza en los demás. 2) Adversario: Todo se da a su debido tiempo y hay una justicia divina. Lo fui comprendiendo con el tiempo también, y aprendí a dejar que el tiempo actúe y resuelva cosas que me costaron y me dolían, porque eran personas amigas, familiares cercanos, que me golpearon y hasta me liquidaron injustamente. Comprendí que las heridas más profundas vienen de los cercanos, más que de los lejanos. Por tanto, comprendí que la tarea prioritariamente mía es sanar y curar mis heridas, y dejar a Dios, que con el tiempo geste su justicia. Porque sufrir es cuando no puedo controlar lo que no depende de mí. 3) Insistir: No dejes la oración. Sé que muchas veces cuesta, pero el orar te ayuda a volver a vos. El tomarte un tiempo para hablar a solas con Dios o simplemente hacer ese silencio para que entre en vos calma todos esos tormentos que giran en tu cabeza. Cuando viví una crisis muy fuerte en mi vida hasta no tenía ganas de orar y ni siquiera quería celebrar la misa, porque me sentía frustrado, endeudado y en la nada… Hoy comprendí que esas lágrimas que salían de mí también eran oración. Pude comprender que es parte de mi historia el orar con dolor, porque lo que te duele te lleva a orar, comprendiendo que soy limitado y debo recurrir a quien puede todo, nuestro Dios. Hoy date la oportunidad de estar a solas y solo pensar en tu interior, que Dios entre en tu vida y le encomiendes tu corazón. Algo bueno está por venir.